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Sin Bolt, el mundo es... muy lento

Hasta antes de la aparición de Usain, todo aquel que llegara a la meta con 9.9 segundos en el hectómetro era para ganarse el respeto.

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El planeta se ha acostumbrado a acelerar la pupila al ritmo de Bolt, algo muy distinto a lo que realizó ayer Yohan Blake, quien incluso permitió parpadeos, algo imposible cuando El Relámpago está en la pista. Usain fue más rápido que el disparo de inicio y eso las reglas no lo permiten. Las reglas eran claras: primera salida en falsa y adiós. Así entregó la corona.

Hasta antes de la aparición del jamaiquino todo aquel que llegara a la meta con 9.9 segundos en el hectómetro era para ganarse respeto. Ayer, el 9.92 del juvenil Yohan significó aplausos, algo muy lejos de la etiqueta de histórico.

La final de Daegu fue la tercera con menos corredores con menos de 10 segundos en la historia de los mundiales. Sólo fue uno, Yohan, el campeón mundial. Luego... todos arriba de ese tiempo.

Un parámetro de la velocidad de la final se mira en el último puesto de ayer. El jamaiquino Nesta Carter cronometró 10.95 segundos, el segundo peor último lugar de los finalistas de los 100 metros en esta justa. El último sitio fue para el italiano Pierfrancesco Pavoni, quien paró el reloj en 16.23 segundos (casi llegó caminando por una contractura).

Blake no hubiera alcanzado medalla hace cuatro años. Su 9.92. en Berlín 2009 le hubiera deparado el cuarto sitio en una final en la que cinco de los ocho corredores bajaron de los 10 segundos. En Daegu, uno de los siete velocistas que tomaron la salida lo consiguieron.

En la historia, lo que hizo el juvenil Yohan lo coloca como el noveno de los 13 campeones mundiales respecto del tiempo conseguido. El monarca del hectómetro debió reducir del 2005 a la fecha 64 centésimas para la gloria. Es parte de la escuela de Bolt, con quien realiza sus entrenamientos; pese a sus 20 años, la musculatura aparenta la de un corredor maduro. Lo cierto es que Blake es el futuro de Jamaica. Su título nacional juvenil en el 2006 lo coloca como la punta de lanza para los Juegos Olímpicos del 2016 y ahora, casi como una cuestión forzada tras la descalificación de Bolt, las ausencias de Tyson Gay y Asafa Powell para los olímpicos de Londres 2012.

Toda la culpa es de Bolt. Nos ha acelerado tanto los sentidos que los 9.92, un tiempazo, no deja satisfecho a nuestras pupilas. Maldita salida en falso…

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