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Meta, la NFL

Los Pumas de la UNAM han tenido una gran tradición de excelentes pateadores a lo largo de su historia, pero sin duda la historia de Alberto González Guzmán es una que rompe todos los esquemas tradicionales.
Alberto acompañará a Sergio Castillo, en una Clínica de Pateo, los días 16, 17 y 18 de este mes de julio, en el Estadio “Lic. José Ortega Martínez” (JOM), de la Universidad del Valle de México (UVM) campus Lomas Verdes, en sesiones de las 7:30 a las 11:00 AM
Su primera pasión fue el futbol soccer, el cual comienza a practicar desde los tres años de edad, y a los 14 decide emprender una trayectoria en el profesionalismo dentro de este deporte.
“Viajé por Barcelona, donde estuve en Fundación Marcet por seis meses; pasé por Chivas, Pachuca y Cruz Azul, y me consolidé en Pumas. Ahí llegué al equipo Sub-20, pero por una lesión de rodilla y porque ya no tenía cabida en el plantel, salgo del equipo”.
“Durante mi rehabilitación conozco al Capitán Padilla y al General Julio Álvarez, quienes me invitan a jugar con los Aguiluchos del Heroico Colegio Militar (HCM), para poder eventualmente ir a West Point”.
“Cuando comienzo mi proceso me enseñan a patear con un ‘tee’, pero al venir del soccer yo pateaba el tee en vez de al balón. Así que inicialmente le pegaba al balón desde el suelo, lo que era más fácil para mí”.
“Hicimos el viaje a West Point para jugar un partido allá, pero era invierno y no llevábamos la ropa adecuada, así que practicamos en su instalación techada. Nada más tenían unas haches, y me tocó practicar junto al pateador de ellos. Él conectó un gol de campo a una distancia máxima de 50 yardas, y yo conecté de 55, por lo que llamé la atención de su entrenador, quien me preguntó si yo me podría quedar allá en un intercambio, pero como ya había tenido un contrato como futbolista profesional, no hubo opción de jugar en la NCAA”.
“Regreso a la Ciudad de México con la espinita clavada de no haber podido jugar en el máximo nivel. Aquí en México ese nivel es ONEFA, y qué mejor equipo para jugar que los Pumas, donde tenía aspiraciones de buscar el campeonato. Hice todo mi proceso de novatada y scouting, y me quedé como pateador para 2019”.

Llenar los zapatos de Diego Reyes Spíndola, quien había sido el kicker titular de la Horda del Pedregal los dos años previos, no era fácil, pero Alberto se proclamó líder anotar de la Conferencia “Jacinto Licea Mendoza” en 2019, con un total de 45 puntos anotados, producto de 30 puntos extra y cinco goles de campo.
“Al terminar la temporada llego al equipo Condors de la LFA, para seguir creciendo y desarrollarme a nivel profesional, ya sea en Estados Unidos o en Canadá”.
Cuestionado sobre su proyección y metas para 2021, comenta: “Mi objetivo siempre ha sido llegar hasta donde mi capacidad me lo permita. Este año estuve a punto de firmar con un equipo de Arena Football, pero por cuestiones de visado no se pudo concluir la contratación. También tengo la intención de jugar en la liga Sprint, ir a la CFL y posteriormente a la NFL”.
“El tema de los equipos especiales en México se ha dejado de lado. Los pateadores necesitamos mucho más trabajo, ya que no solo se trata de uno, pues también intervienen el centro largo, el holder y las coberturas”.
“Recientemente tuve la oportunidad de acompañar a Sergio Castillo a un combine en Estados Unidos, es impresionante ver cómo allá ya lo tienen todo estudiado y perfeccionado. Al extremo de que los centros largos ya son enseñados a sujetar el balón de cierta manera, para que el holder lo reciba con las costuras opuestas al pateador y nada más tenga que bajarlo, y lo mismo para el pateo de despeje. Son cosas que aquí no trabajamos”.
“También hemos dado un manejo deficiente a los equipos especiales. Ni como jugadores ni como coaches hemos planificado el desarrollo específico de un pateador. En Estados Unidos me enseñaron que mi técnica no era la correcta, que cuando al instante del pateo estás viendo el ovoide, tu propio cuerpo frena su vuelo. Estamos haciendo bien las cosas, pero podemos mejorar mucho más”.
Preguntamos a Alberto sobre lo que necesita hacer el futbol americano nacional para emparejarse con lo que se maneja en la unión americana, a lo que responde: “Vamos como 5 años atrás. Aquí se especializa a un pateador hasta que está en Intermedia o en liga mayor. Para ese entonces la competencia es mucho más fuerte que en una etapa formativa. En Estados Unidos, desde los 12 años ya se especializa a ciertos jugadores para ser pateadores, holders y centros largos. Son procesos ya bien definidos, y normalmente el punter (pateador de despeje) es también holder. Allá los jugadores tienen seis meses de temporada, y los otros seis los dedican a especializarse por su cuenta, asistiendo a campamentos y clínicas y buscando maneras de mejorar por su propia cuenta, para alcanzar una oportunidad en preparatorias o universidades”.
“¿Y por qué al final te decantaste por el futbol americano y no seguiste en el soccer?”, le preguntamos.
“Toda mi familia, mis primos y mi hermano, jugaron futbol americano. Yo era el único que no lo había jugado, por varias razones. Uno, porque no me gustaba que me pegaran, y dos, porque no le entendía. Eran demasiados jugadores. Yo siempre estuve en vestidores con 23 o 25 jugadores máximo”.
“Cuando llego al futbol americano fue por un reto propio, por probar algo diferente, y llegó al Colegio Militar, que es un ambiente totalmente diferente al de cualquier otro equipo, de orden castrense, con una visión muy diferente sobre el deporte, las cadenas de mando, y la profesionalización con la que actúan. Llego a un vestidor con 70 cadetes, donde piensas que será mucho más difícil la unión, y al contrario, me encontré un vestidor mucho más unido, donde 70 personas eran uno mismo”.

“La principal diferencia entre el futbol americano y el soccer es que requiere mucho más atleticismo. En el futbol americano aumente 10 kilos, y es porque el trabajo de gimnasio que se hace en el soccer no es nada en comparación. En el soccer son 11 jugadores todo el tiempo y había tres cambios a lo largo del juego, hoy hasta cinco con los últimos ajustes a las reglas, pero las posibilidades de desarrollar tanta variedad de jugadas, tanto en ofensiva como en defensiva, es lo que hace del futbol americano algo tan interesante”
“El contacto con Sergio Castillo se inició por la pandemia. Yo estaba jugando la temporada de la LFA, que se quedó inconclusa, y él me contactó por redes sociales. Me dijo que le gustaba mi técnica de pateo y me expresó su deseo de platicar conmigo y ver si podíamos trabajar juntos. Yo trabajo aquí con una empresa que promueve el talento mexicano, llamada ‘The Squad’, y lo presenté con ellos. Les hablé de los buenos resultados que tenía en Canadá, y la empresa lo recibió con los brazos abiertos. De ahí nació una sólida amistad, y cuando él llega a la NFL busco promoverlo, que las marcas mexicanas se fijen en él”.
“Cuando termina la temporada de los Jets, en febrero se abre un campamento para que todos los agentes libres puedan ir a visoría. Sergio me dice que yo debería asistir, porque tengo el talento para hacerlo. Me presento en Amarillo, Texas, y es ahí donde me comentan todas las deficiencias de mi técnica. Son pequeños detalles, que al acumularse se hacen muy grandes. Detalles que alguien como Sergio aprecia a simple vista, y puedo decir que, desde ese campamento a la fecha, he mejorado mi pateo en un 70 por ciento”.
Con respecto a la Clínica que se impartirá este fin de semana en la UVM campus Lomas Verdes, en el municipio de Naucalpan, comenta: “El mayor interés de Sergio es poner en alto el nombre de México. Está convencido de que los mexicanos tenemos talento, pero pocas herramientas para ir a Estados Unidos, y de ahí nació la idea de ofrecer esta clínica y a la vez promover el talento mexicano. Para él esta clínica no es un negocio, sino la oportunidad de promover ese talento y de zanjar esa brecha de cinco años de la que hablaba hace poco. Que podamos ver que en México existe el talento para jugar en NCAA, CFL o NFL, solamente hace falta trabajarlo y pulirlo a través de eventos como éste, que nos permitan mejorar año con año y día con día”.

Finalmente preguntamos a Alberto: “¿Te ves en la NFL?”.
“Yo siempre. Es algo que hemos platicado también con Sergio: donde tú te visualizas, ese es tu objetivo, es para lo que trabajas. Yo sí lo veo, porque en el momento en que no lo vea, no lo voy a conseguir”.
“No tengo preferencia en particular por alguno de los 32 equipos de la NFL. Yo siempre he pensado que, en cualquier ámbito del deporte, cuando alguien cree en ti, tú crees en él”.