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Zona Maco, instrucciones de uso
Ha sido, desde su origen, una mezcla de moda, consumo y un vistazo al arte contemporáneo.

La importancia de Zona Maco no vale ponerla en duda. La feria de arte ha sobrevivido a 10 tumultuosos años que incluyen el veleidoso cambio de siglo, cambios varios en el gusto de los coleccionistas y una de las peores crisis económicas de la historia. Se dice que México DF es el nuevo Nueva York en lo que respecta al mercado del arte. Si es una exageración, al menos su raíz de verdad tendrá. Y el éxito de Maco es una de las ramas de esa raíz.
Así que para el visitante asiduo no hay novedad: Maco es lo que ha sido desde hace 10 años, una mezcla de moda, consumo y un vistazo al arte contemporáneo de la variedad más vistosa. Pero para el visitante nuevo, y especialmente para el aspirante a coleccionista, una guía de visita no está de más.
Este año el recorrido por Maco comienza con las piezas automotrices intervenidas por Aldo Chaparro para la BMW. Con estas autopartes luminosas, posmodernas y ultraneuróticas, Chaparro hace un discurso sobre la técnica y la especialización. La mano del experto se mueve sola, dice el dicho. Chaparro quizá dejó a sus manos actuar solas en estas piezas.
Como ésta es una fiesta del consumo de lujo, la siguiente obra la patrocina Hermès, el gigante del buen vestir. Esta instalación está buena: el artista mexicano Miguel Chevalier desconstruyó (es un decir: la marca no podría permitir una verdadera desconstrucción de su producto hasta dejarlo irreconocible) los motivos de las ocho corbatas de la nueva colección de la Hermès para crear un video líquido, hipnótico como la decoración de un lounge japonés.
Después siguen los stands de las revistas de arte, donde incluso algunos museos como el Tamayo y los de la UNAM tienen espacios. Quédese un momento, varias de estas publicaciones valen la pena y es posible que no las vuelva a ver a menos que sea un insider del mundo del arte. Este momento es crítico para cualquier aspirante a coleccionista: mejor ser un novato informado: cómprese unas revistas y algunos catálogos.
En Maco los coleccionistas y sus personajes satélites son un espectáculo por sí mismo. Nuestro mundo del arte local puede ser pequeño pero no le falta estilo. Ponga atención, aspirante a coleccionista: tan importante como tener dinero y cierto gusto es vestirse de personaje. Búsquese un sombrero lindo que no peque de absurdo. ¿Tiene un pill-box hat de su abuelita? Úselo.
Ahora, el paseo por las galerías. Hay varios pabellones: el principal, el alternativo, el de arte moderno (el arte para coleccionistas tradicionales que van a la segura , diría alguien malaleche) y el de diseño (que es el más divertido, la verdad).
Recomendación: piérdase. Es mejor mezclar. Déjese sorprender y pase de los tickets gigantes de Gabriel Kuri en kurimanzutto a las pancartas inspiradas en el #OcuppyWallStreet de Sebastian Enazuris en Salon 94. Las pancartas de Enazuris cantan las loas del bendito 99% de la población que se levanta frente al capitalismo. Que las obras de Enazuris no puedan ser compradas por ese 99% es una ironía que no hay que dejar de celebrar.
¿Decenas de galerías y usted se siente intimidado? Haga preguntas en francés o en inglés, finja que no entiende español o háblelo con algún acento indescifrable. Le digo: diviértase. Pero haga un alto. Hay cosas que vale la pena observar con cuidado. Por ejemplo, en la obra reciente de Rafael Coronel en el stand de la galería Lourdes Sosa. Si piensa que ya conoce de memoria a Coronel, vea estas obras: son oscuras, medievales, hechiceras. Sus personajes evocan coordenadas de la fantasía.
Visite las obras hechas in situ, porque no importa que a Zona Maco le digamos que es puro bluff: tiene su corazoncito y con él invita a artistas de todo el mundo a hacer obra específica para la feria. Pase por alto la cosa de Abraham Cruzvillegas (es un pedazo de pared que cuelga de un alambre y abajo lleva un gancho de ropa) y observe las obras frágiles de Carolina Caycedo. Mapas, esquemas, fotografías de violencia: las piezas de Caycedo hablan de cosas que parecen permanentes pero que están en soportes que pueden destruirse con un vaso de agua o una navaja.
Cuando ya haya decidido qué va a comprar, presúmalo. Hace bien: recuerde que estamos en el nuevo Nueva York y quizá usted pronto tenga en sus manos al nuevo Jackson Pollock, al nuevo Warhol. Haga el baile del triunfo para las fotos de sociales.
Ya en serio, mejor déjese llevar por su corazón. La primera obra dicen que debe decir más sobre el coleccionista que sobre el mercado. Es una bonita idea, ¿no cree?
Zona Maco
- Centro Banamex, sala D. Av. Conscripto 311, Lomas de Sotelo.
- Hasta el domingo 14 de abril. De 12 a 21 horas.
- Entrada: $200.
cmoreno@eleconomista.mx