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Un cerdo que puede cambiarte la vida
Sofía Macías habla de libro "Pequeño cerdo capitalista", el cual presentará el 5 de octubre en el MIDE.

Para Sofía Macías, cuidar el dinero es un tema cultural, pero la cultura del mexicano no suele incluir el tema.
Lo ves en todas esas expresiones: Dios proveerá, pero quién me quita lo bailado... y la verdad es que si tú no cuidas tu dinero, nadie más lo va a hacer .
Así que Sofía se ha dedicado a ayudar a la gente a cuidar su dinero, primero desde las páginas de Finanzas Personales del periódico El Economista y ahora con su bestseller Pequeño cerdo capitalista. Presentará el libro el 5 de octubre en el MIDE.
¿De dónde te llegó la idea de hacer el libro?
De alguna manera, lo empecé a escribir cuando trabajaba en El Economista. Tenía un blog que se llamaba Pequeño Cerdo Capitalista en el que empecé a escribir mucho cuando dejé de reportear para la sección de Finanzas Personales y me dedicaba a la edición de la portada del periódico.
Tú sabes que en la edición hay muchos ratos en que nomás te picas los ojos o escribes algo. Yo escribía las cosas que ya no reporteaba o que si las reporteaba no salían en el periódico porque no eran la nota dura sino la explicación para el usuario baboso que no sabe dónde está su afore, por ejemplo yo, o que está en la afore patito, por ejemplo yo también, o que tiene su dinero en la cuenta de nómina cuando podría ponerlo a trabajar en un fondo de inversión de donde además lo puede sacar diario si lo llega a necesitar.
Ese tipo de cosas que no formaban parte de la estrategia del banco, la afore o la aseguradora empezaron a llenar el blog.
Para no hacerte el cuento largo, seguí posteando algo más de 300 posts y cuando me fui a la maestría en el 2009 un loquito decidió que el blog estaba bien padre y escribió en Escala un reportaje acerca del blog. En el avión donde lo vi, con toda la casualidad del mundo, iba y la vio también Fernando Estévez, que en ese momento todavía era Director de Santillana México. Después me escribió un mail para ver si quería escribir un libro.
El libro es una versión más coherente e investigada del blog.
Se llama Pequeño cerdo capitalista...
El nombre viene de una amiga a la que toda la vida traté de convencer de que ahorrara y a los 22 años, después de una entrevista que hice con gente de Fondos de Inversión, ella me estaba diciendo que qué flojera, que era de lo peor y le dije: Bueno, yo tengo un fondito de inversión y algo en la bolsa . Y me respondió: ¿Qué? ¡Eres una pequeña cerda capitalista! .
A mi me dio risa, pero también me hizo pensar: ¿qué tenemos en contra del dinero?
Como que en la cultura mexicana tenemos dos problemas graves: el dinero es para cerdos capitalistas y yo, que soy un soñador bonito que quiero cambiar el mundo, no me tengo que acercar al sucio, cochino, espantoso dinero; tampoco lo tengo que tener para no ser un cerdo capitalista.
El otro, que ha de venir del ADN prehispánico o de los conquistadores, que ensalza la pobreza, el sacrificio. Eso de que los pobres sí van a entrar al cielo es una mala traducción de la Biblia, pero nos la compramos sabroso. O sea, el dinero termina siendo algo que nos genera mucha culpa, lo queremos pero está mal que lo queramos y sabemos que hay que manejarlo, pero qué flojera porque hay que manejar números y no nos gustan los números porque son muy complicados.
Primera mentira: ni en mi maestría de Finanzas tuve que hacer con números algo más complicado que sumar, restar, multiplicar y dividir. Entonces, de verdad, no requieres ser un genio matemático ni un avaro o un maestro en Economía.
Las cosas que realmente nos pueden ayudar a cuidar nuestro dinero son de procedimiento, de una llamada telefónica para quejarte de tu afore o al banco para preguntar sobre la anualidad que te está cobrando. Son cosas que no requieren de alguna habilidad que no tenga quien sea.
¿Tú no fuiste educada con esos prejuicios o cómo fue que te libraste de ellos?
Pues no sé. Mis primeros emprendimientos son de segundo o tercero de primaria, en el Montessori. Además, tenía mi tiendita en mi mesa típica de Montessori, que se abre.
Vendía los juguetes y las chácharas que ya no quería; con unas estampitas rosas muy coquetas les ponía el precio. Pero la maestra llamó a mis papás para explicarles que no podía hacer eso en la escuela.
Entonces tal vez sí tenía yo algo harbanoso, pero conozco pocos niños que no hayan querido vender algo, galletas, limonada, cobrar por lavar el coche. Los niños de alguna forma tienen ese chip.
Lo que no acabamos de entender es que ese tema del dinero no es sólo para el que se va a dedicar a ser administrador, contador o economista, sino para todos.
Hace poco estaba viendo la posibilidad de dar un taller de Economía de la Cultura, tanto para gestores como para artistas. Que se den cuenta de que esa obra maravillosa que tienen en mente puede ser financiada y puedes dejar de quejarte de que nadie te apoya. Si eso pasara habría muchos más proyectos culturales. Tal vez es una flojera armar el proyecto, pero es el costo de cumplir un sueño.
En lo personal, tengo mucho por aprender de tu libro, pero te estoy entrevistando para El Economista, muchos de cuyos lectores tal vez no tienen esos prejuicios o...
Tal vez ya son pequeños cerdos capitalistas.
Sí, bueno. ¿Qué te han dicho lectores así de tu libro?
Bueno, que está muy divertido, muy ameno y la verdad es que ellos lo usan más bien para regalarlo.
El director de una afore me dijo: Lo leí en tres días. Me pareció muy bonito, muy educativo. Lo único que te sugeriría es que las tablas las pongas en Internet para que las gente las consulte actualizadas ...Y claro, muchos me han hecho comentarios de: Esto no es así, ponle esto y les voy haciendo caso. Ya vamos en la cuarta reimpresión y he incorporado algunas cosas.
¿Cuántos libros se han impreso?
Creo que vamos en 30,000. Han sido tirajes pequeños porque decían que a la gente no le interesa el dinero... ¡Y cómo no! Ha estado en los primeros lugares de ventas en varias librerías.
mlino@eleconomista.com.mx