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Historias verdaderas
Vestigios, quedan. Algunos son monumentos nacionales; otros, palabras verdaderas nunca antes dichas; todos, una crónica y parte crucial de nuestra Historia.
Christian Duverger, de origen francés, historiador, antropólogo y autor de libros siempre referentes a Mesoamérica, lanzó un dardo envenenado contra uno de los textos fundacionales de la historiografía mexicana: la Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España.
Con su más reciente libro bajo el brazo, titulado Crónica de la eternidad ¿Quién escribió la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España?, Duverger revela una intención claramente mediática y la altísima pretensión de disipar la cortina de humo que hasta hoy nos ha cegado y plantea que no fue Bernal Díaz del Castillo quien escribió tan admirable trabajo sino el mismísimo Hernán Cortés. De ser cierta tan peregrina teoría supondría una revolución histórica, literaria y una negación académica a los resultados de años enteros de investigaciones. También supone hartos libros vendidos, estar en boca de todos y un muy grande pero equívoco cartel para Duverger (ya no sabemos si como historiador, escritor o novelista de misterio).
Ante hechos tan sorpresivos y dudas tan temerarias, hay que acudir a las fuentes. Leer los textos en cuestión. Buscar opiniones de calidad e inteligencia probada.
Los principales argumentos del libro de Duverger para negar la autoría de Bernal se centran en que, por tratarse de un hombre parco, un soldado, es probable que fuera analfabeto. Después, que a la avanzada edad en que Bernal escribió su Historia verdadera es imposible que pudiera recordar lo que refiere. Postula, incluso, que el mismo Bernal es una emanación de la pluma de Cortés (y es que el escritor francés en su Epílogo imaginario , durante una conversación ficticia entre Cortés y el fraile Alonso Remón, hace decir al conquistador que en una primera vida Bernal se llamaba Sánchez Pizarro , que era el nombre del cocinero de Cortés a quien éste incitó a desaparecer por haber cometido una falta. Entonces, sigue diciendo Cortés, Sánchez Pizarro rehízo su vida en Guatemala bajo otro nombre , justamente el de Bernal Díaz).
En cambio, la Historia verdadera comienza así: Notando de estado cómo los muy afamados cronistas, antes de que comiencen a escribir sus historias, hacen primero su prólogo y preámbulo con razones y retórica muy subida, para dar crédito a sus razones, porque los curiosos lectores que las leyeron tomen melodía y sabor de ellos y yo, como no soy latino no me atrevo a hacer preámbulo ni prólogo de ello porque para sublimar los hechos heroicos y hazañas que hicimos cuando ganamos la Nueva España y su provincias en compañía del valeroso y esforzado capitán Don Hernando Cortés, que después, el tiempo andando, por sus heroicos hechos fué el marqués del Valle y para poderlo escribir tan sublimadamente como es digno, fuera menester otra elocuencia y retórica mejor que no la mía; más lo que yo viví y me hallé en ello peleando; como buen testigo de vista yo lo escribiré, con ayuda de Dios, muy llanamente, sin torcer a una parte ni a otra. Y porque soy viejo de más de ochenta y cuatro años, y he perdido la vista y el oír, y por mi ventura, no tengo otra riqueza que dejar a mis hijos y descendientes salvo esta mi verdadera y notable relación.
Escribe Miguel León Portilla, sin duda uno de nuestros hombres más sabios y entendidos, en un reciente artículo: Hay libros que, por dar a conocer algo que mucho importaba o por sostener una tesis merecedora de atención, hacen ruido. Hay otros que también lo hacen, aun cuando sea por poco tiempo, por ofrecer exactamente lo contrario .
Después afirma que el argumento de Duverger, sobre que Bernal por ser soldado no pudo escribir nada, no se sostiene. Cita la existencia y la pluma de Miguel de Cervantes que también era soldado, y recuerda existieron dos cronistas de la Nueva España que conocieron a Bernal Díaz del Castillo en Guatemala y supieron de su obra en proceso: Alonso de Zorita y fray Juan de Torquemada. Y que, por cierto, no hay motivo para dudar de la palabra de ninguno de los dos.
En cuanto a que, siendo muy anciano, no pudo recordar bien lo acaecido en la conquista, León Portilla afirma: Pruebas de que la Historia es obra suya la ofrecen su estilo salpicado de anécdotas al recordar distintos episodios y las frecuentes críticas que hace a la Historia de la conquista de México de Francisco López de Gómara, publicada en 1552 . Además de la diferencia de estilo y escritura entre la Verdadera historia de Bernal y las Cartas de relación, que Cortés sí que escribió y envío al emperador Carlos IV contando su propia versión de la Conquista.
Podría terminar estas líneas con palabras de Bernal: Con la pluma en la mano, como el buen piloto lleva la sonda descubriendo bajos por la mar adelante ; así haré yo en decir los borrones de los cronistas ; pero todo fuera como eso. Mejor terminaré con las de León Portilla: La conclusión es clara. El libro de Duverger no presenta testimonio alguno que pruebe lo que en él se afirma. Más que Crónica de la eternidad se trata de fantasías de la temeridad .
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