Gisela Heffes y su pesadilla urbana

Sophie La Belle es una arquitecta y urbanista, oriunda de Ciudad Continental, localizada en algún lugar de la frontera entre Francia y Bélgica; una ciudad modelo, una utopía alcanzada por el primer mundo de tal manera que el futuro ya no existe.

Lo anterior es el contexto de Sophie La Belle y las ciudades en miniatura, de Gisela Heffes, editada por Literal Publishing, en una edición bilingüe, con ilustraciones de la propia autora. La historia es una especie de fábula posmoderna (con tintes trágicos), con influencia de Ítalo Calvino y Jorge Luis Borges, una fábula que nos deja diversas preguntas sobre la esencia de lo que consideramos una sociedad perfecta, tocando sutilmente temas como cultura, libertad de expresión, ecología y política.

En esta historia, Sophie La Belle parece tenerlo todo: un trabajo que ama en una ciudad perfecta, llena de amigos, con el tiempo suficiente para asistir a eventos sociales y familiares... ah, y una vez por semana, como todos los habitantes de este primer mundo, debía asistir cuatro horas a la Casa Multimedia donde podía ejercitarse en actividades didácticas y artísticas, y a aprender y a asimilar el discurso correcto .

¿Qué es el discurso correcto? Se refiere a todo aquello que puede reproducirse en espacios públicos (y por acuerdo implícito también en la esfera privada). Es un tema importante en la construcción de identidad y según los fundadores de la Ciudad Continental, la única forma de alcanzar plenamente la Civilización era a través de la educación sistemática y la aprehensión de un tono que regule discursividades; por ejemplo, ser racista y denostar al otro son, en ese espacio, actitudes sujetas a la penalización de algún tipo, desde clases extra en la Casa Multimedia hasta la expulsión de la ciudad y la cárcel. Por cierto, estaba prohibido hablar de política en todo ese territorio.

En este contexto, Sophie retoma un viejo proyecto. Ella comienza a hacer ciudades en miniatura, la cuales intentan ser: micromundos alternativos a las ciudades utópicas que no se pueden tocar porque el tiempo histórico de su imaginación ha sido cerrado .

Así pues, Sophie creó la Ciudad de los Tés, donde todas las personas que ahí habitaban se dedicaban a la producción de dicha bebida; la Ciudad de las Flores en la que se cultivaban toda clase de orquídeas, o la Ciudad de las sillas, donde sus habitantes tallaban sillas de ébano ultraminimalistas... entre otras.

En medio de toda esta perfección y planeación estética, Sophie se irá encontrando con imprevistos que amenazarán con romper con lo establecido en su vida. A esto hay que agregar unas misteriosas misiones de su hermano favorito, quien trabaja para las autoridades de la Ciudad Continental, y con un extraño comportamiento de sus ciudades en miniatura. Un vuelco fantástico, pero no por eso menos trágico e incluso aterrador.

En una primera lectura, la ficción nos atrapa y la historia por sí misma es capaz de tocarnos fibras sensibles, pero es en una segunda lectura donde nos topamos con todas esas temáticas tan complejas y actuales, que valen poner a discusión. Es difícil no pensar, entre otras cosas, sobre un texto de Paul Watzlawick llamado Lo malo de lo bueno, donde el autor nos habla de que dos veces lo bueno, no siempre es el doble de bueno sino todo lo contrario.

En su texto, Gisela lanza de manera implícita diversas preguntas sobre esos ideales con los cuales construimos la civilización; sueños que en esencia son buenos para todos, pero que de pronto algo no sale conforme a lo planeado y nos confrontamos con nosotros mismos y nuestras creencias sobre lo que es bueno e ideal para nuestra sociedad.

Gisela Heffes es escritora argentina, y profesora de Literatura Latinoamericana y Escritura Creativa en español en la Universidad de Rice (Houston). Ha publicado las novelas Ischia (2000), Praga (2001) e Ischia, Praga & Bruselas (2005), el libro de relatos Glossa urbana (2012), y la colección de crónicas ficcionales Aldea Lounge (2014).

@faustoponce