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Arte e Ideas

Lectura 3:00 min

El príncipe que no quiso ser princesa

El montaje y sobre todo la dramaturgia de Aurora Cano fallan en esta ocasión.

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Hay ideas que parecen buenas, pero no lo son, sobre todo cuando se quiere trastocar o transgredir a un clásico como Shakespeare, pues la grandeza de tan relevante poeta dramático no permite que aquello que se desea replantear o releer lo permita sin que termine convertido en un pastiche o en, solamente, una puntada que no deja de ser eso: una puntada.

Es lo que ocurre, lamentablemente con Lady Hamlet, en apariencia versión libre de Aurora Cano a partir del texto de William Shakespeare , pero cuya libertad textual se ha reducido a travestir con elementalidad caricaturesca y simplona a los personajes masculinos en femeninos y viceversa.

LA AUSENCIA DE UN AUTÉNTICO Y SERIO TRABAJO DRAMATÚRGICO

Y es entonces que el asunto paródico no checa porque no hay un auténtico y serio trabajo dramatúrgico. Es como si el Quijote de Cervantes se volviera inopinadamente Quijota , Sancho, Sancha y hubiese un Dulcineo … así de bobalicón el asunto.

Aquí, entonces, parece que Las Amazonas indomables interpretaran una de tantas versiones de Hamlet a capricho de una directora sin pizca de creatividad, pues, a capricho, o nomás por ver qué salía, Aurora Cano sin ser una verdadera dramaturga se puso a experimentar convirtiendo a Hamlet en Hamleta (Lady, my dear? ¿No habría sido más correcto decir Princesa Hamlet ?). Desde aquí se observa la falta de coherencia de Cano ante el original shakespeareano.

Además, obviamente la dramaturga no sabe internarse ni en la psicología de los personajes, ni explicar teatralmente el por qué de muchas acciones propias de un hombre, para hacerlas femeninas realmente, porque, ¿cómo tornar toda la viril juventud de Hamlet, su apasionamiento vengativo de mancebo en vilo, en una fémina machorra que parece querer verse como hombre, pero no lo logra?

El muy llevado y traído hasta la náusea monólogo de Ser o no ser , por consecuencia no es en labios de la actriz que interpreta a Lady Hamlet y quien, si no fuera porque en alguien cupo la sabia resolución de mejor pasarle el monólogo a la gran actriz Margarita Sanz (que hace el Fantasma, entiéndase del padre de Hamlet en el original).

EL COLMO

Así corre el primer acto, y cabe aplaudir el buen trazo escenográfico que, sin complicaciones, consigue hondura conceptual. Pero el segundo acto es inconcebiblemente patético.

Y, como se ve que ya la directora estaba hasta el copete de no poderle hincar el diente a su puntada teatral, ya aburrida, se puso a darle en la torre en serio a su montaje y empezamos a oír la Flor de azalea ¿o Flor silvestre ?, bueno, una flor de la música popular mexicana, y luego vemos huapangueando a los enterradores… y aquello se vuelve una humorada involuntaria, dizque vanguardista y terriblemente fraudulenta, al grado de que el todo termina siendo una resolución de parvulitos.

Y es que: ¿cómo resolver la matanza final del texto original? Fácil: como en la más elemental lectura dramatizada, todos los actores paraditos en proscenio y hagan como que hacen que se me matan y se mueren.

¿Qué vale la pena de esta propuesta?

Las actuaciones de Margarita Sanz y Ana Cioccetti, que son magníficas.

Lady Hamlet es una de las peores puestas en escena del año y del sexenio que ya culminan.

Lady Hamlet

  • Teatro Orientación
  • Unidad Artística y Cultural del Bosque.
  • jueves ?y viernes 20:00 horas
  • sábados 19:00 horas
  • domingos 18:00 horas.
  • Hasta el 2 de diciembre.

gonzalo.valdes@eleconomista.mx

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