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Corazón reparado
La secuela de Buscando a Nemo no supera a la original, ?pero eso no quita que sea un verdadero golpe al corazón.
Ésta es la cosa: no veo películas de animación. ¿Por qué? Perdí la fe con aquella en la que salían esos monos amarillos llamados minions. No soy tolerante a la tontería y tengo mejores cosas que hacer en hora y media, como sacarme la mugrita de abajo de las uñas.
Mi única excepción es Pixar. Pixar son los revolucionarios del género, no hace falta que yo lo diga. Fue Pixar quien volvió a dar credibilidad a Disney. Tanto así que Frozen, película que no fue hecha por Pixar, es muy Pixar en su estilo narrativo. No, no, Disney ya no sería relevante en el mundo de la caricatura si no fuera por Pixar.
Como todo mundo, después de todo, fue el primer fin de semana de vacaciones de verano y fui a ver Buscando a Dory.
Dory fue el personaje que se llevó aquella gran película que fue Buscando a Nemo. Las cintas de Pixar tienen siempre resonancias que van más allá de la simple anécdota... O quién sabe, a lo mejor uno está leyendo demasiado y se las encuentra.
Buscando a Dory además de ser una cinta cándida y divertida es un periplo existencialista. El mensaje es: déjate llevar por tu intuición.
La película está llena de momentos en lo que a uno se le hace chiquito el corazón. Recuerdan a Dory, ¿verdad? Porque ella seguramente no los recordaría a ustedes. La pececita no tiene memoria a corto plazo.
Agárrense el pecho: Dory creció sola porque se perdió siendo niña. Poco a poco fue olvidando a sus padres, su casa, su origen. Duele tanto después de ver las escenas de Dory niña siendo cuidada por sus padres.
Dory encuentra su propia familia con Nemo y Marlin (no sé si debo poner contexto, pero venga: son los dos peces payasos que protagonizaron Buscando a Nemo) hasta que un día recuerda que ella misma estaba buscando algo. ¿Qué? Su familia. No voy a arruinar nada contando más.
Lo más importante de la cinta es que el nervioso y cerebral Marlin descubre otro lado de la razón, otra manera de resolver las cosas. ¿Qué haría Dory? Como la memoria no le da para hacer análisis, Dory simplemente seguiría su intuición. Como el mito de Sísifo, no se trata de llegar a algún lugar sino de seguir caminando.
¿Qué onda con Pixar? Saben qué botones picarle a la audiencia para hacerla estallar (vaya, eso sonó a Arjona). Lloré en un par de escenas. Déjenme, ando sensible. Creo que cualquiera que esté pensando en ser padre o esté pasando por un momento duro con su familia encontrará compañía en esta cinta.
Buscando a Dory no es perfecta. Pero tiene un personaje nuevo que es fantástico: un pulpo llamado Hank, un cascarrabias que lo único que quiere es vivir sus últimos años en el retiro, es decir, en un acuario donde nadie lo moleste. Es astuto como un ladrón de bancos y así como Dory se robó Buscando a Nemo, Hank se lleva ésta.
Ah, me siento tan conmovida después de esta historia. Tan terrible y desesperanzador que está el mundo, por lo menos en la pantalla podemos sentir que nuestro corazón puede ser reparado.
Lo cual me lleva a una reflexión soflamera: ¿una película como Buscando a Dory es puro entretenimiento o puede tener otros alcances? ¿Una historia para toda la familia puede detener una guerra? Porque vivimos en un mundo en guerra de baja intensidad. Yo quisiera pensar que inclusive algo tan industrializado como una trinche película de Disney puede abrirnos el pecho a todos y amar más la vida.
Me estoy poniendo sentimental y no hay nada peor que un escritor meloso. Vean la película y déjense conmover. Yo la volveré a ver.