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Trump, el duro
D onald Trump es un feroz negociador.
Con ese perfil, está moviendo peligrosamente las piezas en el intrincado tablero del comercio trilateral entre su país, Estados Unidos; Canadá y México.
Con su característico histrionismo, amenazó con aplicar aranceles a sus dos socios comerciales y, logró grandes concesiones en materia migratoria y de combate al narcotráfico, de parte de México.
Concedió una prórroga de 30 días a México, para aplicar un arancel generalizado del 25% a todas sus exportaciones.
Y en ese plazo, el gobierno mexicano se activó y entregó valiosas ofrendas, de contención migratoria, combate al narcotráfico, más la entrega de capos de la droga, al gobierno de Donald Trump.
A pesar de ello, el presidente de EU, a unas horas del vencimiento del plazo, volvió a alardear y dijo que ni México ni Canadá, tenían margen de negociación y que al día siguiente aplicaría el temido arancel.
Dejó correr el tiempo y la incertidumbre. Llegó la fecha y se cumplió el plazo. Se publicó e hizo oficial la entrada en vigor del arancel generalizado del 25% de EU en contra de sus dos principales socios comerciales: México y Canadá.
Comenzaron a escucharse con fuerza los tambores de una inminente guerra comercial en el bloque norteamericano. Canadá anunció represalias arancelarias. México, de manera más moderada, dijo que anunciará medidas arancelarias y no arancelarias el próximo domingo. La presidenta de México replicó la estrategia de Trump. Dijo que anunciaría la aplicación de medidas arancelarias y no arancelarias, el próximo domingo.
O sea, abrió un compás de espera. Para entonces ya tenía confirmada una cita para hablar por teléfono con Trump el jueves 6 de marzo. Con esa carta bajo la maga, la Jefa del Ejecutivo mexicano, espera volver a lograr un acuerdo con su homólogo. Es probable.
Por lo pronto, parece que Estados Unidos, Canadá y México avanzaban sobre un camino minado que podría provocar daños severos a los tres países.
Estados Unidos, gobernado por Donald Trump inició un camino diferente al de la integración comercial, emprendido hace tres décadas por ese país, México y Canadá.
La opinión generalizada de los involucrados en los temas comerciales en los tres países tenía una conclusión como denominador común: de estallar la guerra comercial, no habrá ganadores. Será un conflicto en el que las tres naciones de Norteamérica, saldrán perdiendo. Los tres serán perdedores.
Pero sí habrá un ganador: China, país al que paradójicamente, EU busca frenar, en su rápida expansión mundial.
Trump decidió, de manera unilateral, amenazar y luego utilizar el arma arancelaria, con el propósito de forzar a México a que combata al narcotráfico y contenga la oleada migratoria hacia su territorio.
A Canadá lo sanciona con aranceles, con otros argumentos, más el supuesto tráfico de fentanilo, que según EU llega a ese país, desde China, presuntamente, igual que en el caso mexicano.
Nada ni nadie pudo detener el desenfreno arancelario trumpista. Ni siquiera las grandes empresas y consorcios estadounidenses en Estados Unidos, ni sus subsidiarias en México.
No hay lógica ni razonamiento económico en el múltiple disparo arancelario que ha anunciado el presidente de EU en contra de sus dos principales socios comerciales.
A pesar de las graves consecuencias inflacionarias que golpearán a los ciudadanos norteamericanos, Trump decidió hacer lo que muchos descartaron por el superlativo grado ilógico de la imposición de un arancel general del 25%.
En México, por las mismas razones, prácticamente todos lo descartaron.
En el gobierno, entre los más encumbrados empresarios y dirigentes empresariales y entre las propias armadoras de autos instaladas en el país, creyeron que no iba a ocurrir.
Incluso los mercados y en particular el cambiario, se reservaron hasta el final y mantuvieron su escepticismo. Pero Trump es Trump y cumplió lo que dijo.
El 04 de marzo se convirtió en un día negro para las relaciones comerciales trilaterales.
Pero apenas habían transcurrido unas horas del fatídico 4 de marzo, cuando el secretario de Comercio de EU, Howard Lutnick , salió a hacer una declaración que representó una profunda y esperanzadora bocanada de oxígeno para México y Canadá.
Dijo que los aranceles impuestos por Donald Trump contra Canadá y México podrían cambiar a partir del miércoles 5 de marzo.
En una entrevista ofrecida a la cadena Fox Business, afirmó que ambas naciones tratarán de "hacerlo mejor" en su relación con los EU.
El termómetro del nerviosismo en que se ha convertido la cotización del peso y que durante la jornada llegó a ubicarse en 20.90 unidades por cada dólar, comenzó a apreciarse hasta los 20.54 pesos. Todavía faltaba el fuerte discurso que anticipó que daría esa noche el presidente Trump.
Y todavía falta que el propio presidente de EU, dé una señal sobre el tema. Muy probablemente en su conversación con la presidenta de México, logre nuevos compromisos y extienda el plazo.
Trump, es el más duro en las negociaciones. Y sin duda, seguirá negociando. La presidenta de México, ha entregado resultados a EU. Su estrategia es de diálogo y negociación.
El gobierno que se autocalifica de izquierda pugna por mantener y profundizar el acuerdo comercial originado y mantenido por gobiernos neoliberales. Lo deseable es que lo logre. Al tiempo.