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La Cultura de la Paz, Superar la Discordia II
“El diálogo, basado en sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el respeto de la vida, de toda vida humana”. Juan Pablo II.
En lo que parece ser una estrategia de distracción frente a una realidad nacional cada vez más problemática, con desafíos originados desde Palacio Nacional por acciones y omisiones, se observa una continua proliferación de discursos de odio. Esta acción de propaganda oficialista se difunde por medios de comunicación gubernamentales y tiene el eco de analistas y caricaturistas afines a la administración y sus partidarios. Su propósito es la promoción y construcción de una opinión prejuiciosa, errónea, estigmatizante y destructiva para dañar a quienes piensan distinto o critican a la presidenta, al oficialismo y a su “segundo piso”. Su intención maliciosa es la de contaminar la opinión pública con engaños y de esa forma manipular al público para que se sume a la humillación y marginación en perjuicio de los supuestos opositores, e incluso a cometer acciones violentas contra ellos.
En días recientes, ante las críticas, denuncias y propuestas del último presidente mexicano del siglo XX, la mandataria, en apego a su costumbre de descalificar al crítico, se enfrascó en difundir, desde sus mañaneras, insultos, calumnias y difamaciones contra el citado personaje, para lo cual no escatimó en mentiras, proyectó un “documental” para respaldar sus dichos, participó el titular de la UIF y difundió grabaciones aportadas por un candidato a ministro, que inventa pruebas, vinculado al crimen organizado, hijo del general que ocupó el cargo de “zar antidrogas” quien fue condenado por narcotráfico por haberse aliado al “señor de los cielos”. Sin embargo, no se ha pronunciado en torno a la propuesta de que los proyectos heredados de su antecesor sean revisados por un auditor internacional e imparcial para que se transparente lo relacionado con la destrucción del aeropuerto de Texcoco, los costos de la refinería de Dos Bocas y del Tren Maya, incluyendo los daños ecológicos que provocó su construcción. Como respuesta, la inquilina de Palacio Nacional ha lanzado acusaciones, hecho aseveraciones falaces en torno al severo golpe a la democracia que significa la reforma judicial que hizo suya y que impulsa, reforma que destruye la democracia.
Conviene traer a colación que con la reforma judicial de 1994 la Suprema Corte se construyó en un contrapeso real de los otros dos poderes, contrapeso en proceso de demolición.
Se queja la presidenta de que se le califique de autoritaria y ha declarado que en su gobierno no hay censura, como si no existiera su muy criticada iniciativa de reformas a la ley de telecomunicaciones con la que pretende vulnerar más libertades civiles para que, junto con la opacidad que impulsa la 4T, con la que se anula el acceso a información pública, se controle también lo que pueda decirse y publicarse.
Uno de los temas que puso en la mesa la mandataria, supuestamente para que las nuevas generaciones lo conozcan, es el relativo al Fobaproa, tema expuesto como le gusta al oficialismo: mencionó a algunos beneficiarios del mismo, pero omitió mencionar a legisladores, hoy oficialistas, que lo avalaron y a sus allegados que también se beneficiaron del mismo. Desde luego evitó comentar que el endeudamiento que nos dejó su antecesor por 6.73 billones de pesos es 1.6 veces superior al costo del rescate bancario a través del Fobaproa. No debiera ocultarse tampoco que para este año la presidenta nos endeudará con 1.5 billones de pesos más. Menos aún se mencionó que, durante el gobierno del último presidente del siglo pasado, México creció un 3%, y con su antecesor sólo se alcanzó un muy precario crecimiento del 0.9%, el menor en 40 años. Eso también merecen saberlo las nuevas generaciones.
No obstante, a la inquilina de Palacio Nacional le cayó como anillo al dedo este diálogo de sordos para desviar la atención sobre el desastre nacional, las obras inservibles que le heredó su antecesor, la creciente deuda pública, el decrecimiento económico, los tumbos en las elecciones de juzgadores que afectan a la polémica reforma judicial y su iniciativa de reformas a la ley de telecomunicaciones.
Ante el anuncio de que senadores de morena crearán una comisión especial para investigar al expresidente Zedillo, con el único propósito de lapidarlo. Recordemos la consulta popular de agosto de 2021, sobre “el juicio a expresidentes”, que también tuvo un propósito de linchamiento, de distractor y de propaganda política. La respuesta ciudadana fue de menosprecio a esa consulta y las casillas electorales estuvieron prácticamente vacías, sólo acudió el 7.11% del padrón, a pesar del acarreo de votantes.
Resulta ridículo que legisladores oficialistas exijan disculpas al último presidente del siglo XX por el daño causado al país y se cubran con el manto de la opacidad los latrocinios ocurridos durante el anterior y el actual gobierno. De esos daños también merecemos explicaciones y disculpas.
La supuesta transparencia en la difusión de datos, pretendiendo que son reales, para hacerlos públicos sólo para castigar a quien cuestiona y opina diferente al oficialismo, es contraria a la política pública de opacidad que se coronó con la destrucción del INAI.
Por otra parte, para aumentar la polarización y como reconocimiento a la espiral de violencia en la que se encuentra sumido el país, se permitirá la portación de armas a servidores públicos de la CFE, de Pemex, del Banco de México y del SAT y a trabajadores del campo (ejidatarios, comuneros y jornaleros) que desempeñen sus labores fuera de áreas urbanas, gracias a la reforma a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos que aprobó el Senado, modificación que muy probablemente impactará en el aumento de tensiones y homicidios.
Con un gobierno propenso a la opacidad, a la mentira y a propiciar la polarización que contribuye en gran medida al deterioro del tejido social, estamos perdiendo en silencio a nuestro México. La oposición ha entregado la plaza desde 2018 y dejó que se le nulificara con una irregular e inconstitucional sobrerrepresentación legislativa.
¿Cómo podemos tener esperanza si no dialogamos y ni nos escuchamos?
*El autor es abogado, negociador y mediador.
X: @Phmergoldd
mediador.negociador@gmail.com