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El Calderón de Morena
Manuel Ajenjo | El privilegio de opinar
La historia se repite. Primero un Presidente de la República, ahora un gobernador, ambos igual de ingenuos, imbéciles, bobos, estúpidos o pendejos que no supieron, uno que su secretario federal de Seguridad Pública, Genaro García Luna, tenía nexos con la narcodelincuencia y el otro que Hernán Bermúdez Requena su secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, durante su gobierno entre 2019 y 2021, fuera el jefe de una célula del CJNG.
Todos los adjetivos y la culpabilidad que, principalmente, los integrantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) le han dedicado y atribuido a Felipe Calderón, ahora se les voltea el chirrión por el palito y la oposición se los destina al senador Adán Augusto López Hernández exgobernador de Tabasco.
Fue por medio de unos documentos dados a conocer a raíz de lo que se llamó Guacamaya Leaks a través de los cuales la Secretaría de la Defensa y el Centro Regional de Fusión e Inteligencia del sureste identificaron a Hernán Bermúdez Requena, como cómplice de alta gama de la delincuencia estatal.
Adán Augusto, quien como corcholata —aspirante a la Presidencia de la República— hiciera una profusa y millonaria campaña, no logró su propósito de ser inquilino de Palacio. Su amigo —en política no hay amigo pequeño— López Obrador no le permitió nombrar al sucesor de Carlos Manuel Merino Campos, gobernador interino quien supliera al hoy senador. Pienso que ahí comenzaron las penurias de quien como premio de consolación recibió la coordinación de la bancada morenista en el Senado. Aunque si a él su paisano le hubiera permitido poner a una gente suya a gobernar el estado, creo que no se vería metido en el embrollo del que no va a ser fácil salir por más que compañeros de partido lo defiendan. “Seguramente no tuvo indicios” dijo el legislador Ignacio Mier, ¿indicios de saber para quién trabajaba su jefe policial? él que también ocupó el cargo de secretario de Gobernación, por favor. “Es puro golpeteó” dijo el también senador, Gerardo Fernández Noroña. Larga vida —en la cárcel— para el compañero Adán Augusto.
Javier May, el último de la lista de Adán Augusto si él hubiera podido nombrar legatario de su influencia en las tierras tabasqueñas, fue favorecido por la tómbola presidencial y como tal, en su carácter de gobernador poco afecto a los “Vampiros Tropicales”, la emprendió contra Bermúdez Requena al que acusó, de ser líder de “La Barredora”, organización criminal dependiente del Cártel Jalisco Nueva Generación y al que sus antecesores —dijo— por desidia o negligencia habían dejado libre. A ésta incriminación se sumó la del jefe militar en el Estado, general Miguel Ángel López, quien reveló que desde febrero había una orden de aprehensión contra el también llamado Comandante H. El cual ya había huido y salido del país desde enero. ¡Qué buen pitazo!
Por su parte Adán Augusto, desde que se supo la mala conducta de su colaborador no dio la cara. Fue hasta que la presidenta Sheinbaum expresó: “Sería pertinente que diera su versión”, que López Hernández por medio de X manifestó: “Aunque no he sido requerido, estoy a la orden de cualquier autoridad que solicite mi presencia”.
El domingo pasado, asistió a la octava sesión extraordinaria del Consejo Nacional de Morena. Entró por la puerta de atrás y se mostró poco comunicativo con los medios. Sobre su ausencia en el Senado, declaró: “no me desaparecí, simple y sencillamente estaba trabajando”, agregó “es el momento de cerrar filas en torno a la presidenta”. ¿Lo dijo en serio?
Eso sí, cuando fue presentado se escucharon, entre el publico, aplausos y gritos de “no estás solo”, “no estás solo”. Pero como apuntó acertadamente el monero José Hernández, “no está solo”, está con Monreal, Yunes, Murat, Mayer, Rommel, Ruvalcaba, Lavalle, Armenta, más los que se acumulen.
Punto final
¿Saben ustedes por qué Donald Trump tiene hinchados los tobillos? Por el agua que no le sube al tinaco.