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Todos al Zócalo el Domingo 26
Después de la marcha ciudadana del domingo 13 de noviembre, los intentos del presidente López Obrador por controlar al INE y poder manipular las elecciones del 2024 han aumentado. No es sólo el “plan B” que debilita al Instituto Electoral para organizar y dar seguridad a las elecciones, sino también el nombramiento de cuatro consejeros electorales incondicionales, entre ellos el presidente, que le permitirá tener mayor control sobre los organismos y procesos electorales.
La pregunta que está en la mente de muchos analistas es: ¿Por qué un presidente que está por encima de 60% de popularidad y que según las encuestas su partido y cualquiera de sus candidat@s está muy por encima de los de la oposición para ganar en el 2024, está tan preocupado por controlar y debilitar al INE y poner en duda los resultados electorales?
La única respuesta es que no está seguro del triunfo y quiere asegurar el resultado electoral a su favor en el 2024. Sabe que no existe ninguna garantía de triunfo porque sus corcholatas y en especial su candidata preferida se están debilitando y no tienen el arrastre que se requiere para competir en una elección con un candidat@ de la oposición que sea capaz de capitalizar el descontento que hay por el fracaso de su gobierno en seguridad, salud, economía, empleo, igualdad y combate a la pobreza.
López Obrador sabe que su gobierno no ha logrado cumplir con sus promesas y está convencido que tanto la pandemia como la crisis económica y la inflación provocadas por la invasión de Rusia a Ucrania son las razones por las que no pudo lograr sus objetivos. Piensa que su 4T requiere de más tiempo para lograrlos, por lo que el triunfo de su candidata es indispensable para no regresar al pasado y que su gobierno y su 4T queden en el olvido. Por eso su única prioridad, durante lo que resta del sexenio, será garantizar el triunfo de su candidata sea como sea.
Para López Obrador el fin justifica los medios, así lo ha demostrado durante toda su vida política, se considera un “salvador de México” y por eso su 4T está por encima de la Constitución, las leyes, las instituciones y la democracia. Su frase de que la justicia está por encima de las leyes no es sólo retórica, es una convicción que está en lo más hondo de sus creencias.
Sabe que su “plan B” electoral viola la Constitución, pero como le es útil para debilitar al INE, poder intervenir en las campañas, manipular el voto, poner en duda los resultados electorales de 2024 y así poder imponer el triunfo de su candidato, está dispuesto a violarla. El fin de continuar con su 4T justifica la violación a la Constitución. Esto explica también su decisión de militarizar al país y fortalecer a las Fuerzas Armadas, para que, en caso de un resultado que le sea adverso, el Ejército esté de su lado.
La concentración del domingo, desde mi punto de vista, es más importante que la del 13 de noviembre, debe ser una demostración de fuerza de la ciudadanía que debe ir mucho más allá de la defensa del INE, la concentración es desde ahora una defensa de nuestra democracia, de nuestra Constitución, nuestras leyes, nuestro voto, un rechazo a la militarización, una exigencia a la Corte para que rechace el “plan B” y una advertencia de que no vamos a permitir un fraude electoral para continuar con un proyecto fracasado y autoritario.
Por eso hay que ir el domingo y llenar el Zócalo, para que la gente que no está consciente de la amenaza que existe sobre nuestra democracia, se dé cuenta lo que pretende el presidente López Obrador.