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Lecciones de la pandemia para los gobiernos municipales
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Sin duda este año ha marcado diversos retos de política pública en México. Los desafíos en materia de salud, economía, educación, entre otros, han definido la agenda pública en los últimos meses. Sin embargo, aún hay dilemas cuya complejidad se centrará en 2021. Uno de ellos es el presupuesto municipal, el cual deberá cumplir con el cierre de las administraciones, atender la contingencia sanitaria, impulsar la reactivación económica y respetar la disciplina financiera.
El primer factor por considerar es la disponibilidad de recursos para el cumplimiento de las obligaciones de las administraciones municipales. Si bien los municipios tendrán un presupuesto muy acotado, deberán contemplar los recursos para cumplir con lo establecido en el artículo 115 constitucional. Adicionalmente, deberán considerar realizar actividades no necesariamente enmarcadas en alguna disposición jurídica, pero que se han vuelto una exigencia social, en muchos de los casos, producto de compromisos sociales y éticos, y cuyos resultados serán evaluados en las urnas.
Por ejemplo, a pesar de que no se estipuló la obligatoriedad de la atención ante la contingencia y el fomento de la economía familiar bajo algún ordenamiento jurídico, diversos gobiernos municipales deberán seguir apoyando con programas dirigidos a las familias, como la entrega de despensas, apoyos alimenticios, insumos para prevenir contagios como cubrebocas y gel antibacterial. Actividades que se han convertido en una prioridad ante la coyuntura.
En segundo lugar, se deberá planear un presupuesto adecuado que permita dar viabilidad a las acciones de gobierno, pero también prever un ejercicio fiscal equilibrado con finanzas sanas, ante el cambio administrativo, en el mayor de los casos. Si bien algunos municipios han reducido su gasto corriente y no prioritario y han reorientado su presupuesto para atender la pandemia, en 2021 tendrán que terminar de ejecutar los programas o proyectos pendientes.
Adicionalmente, deberán contemplar que, al igual que en 2020, en 2021 los ingresos disponibles disminuirán por la reducción del gasto federalizado, pero también por la disminución en la recaudación por pago de impuestos y derechos como el pago del predial o las licencias de construcción, al contraerse la economía mexicana y algunos sectores como el de la construcción.
Por último, será necesario prever las restricciones en la aplicación de los recursos, bajo la normativa electoral y la normativa de disciplina financiera para entidades federativas y municipios. El 2021 es un año electoral y las actividades y gasto de gobierno deberán ceñirse a la normatividad específica de la materia. Además, deberán contemplar que la normatividad sobre la disciplina financiera podrá modificar criterios y circunstancias dependiendo del propio esfuerzo fiscal municipal y del gasto federalizado.
El 2021 requiere replantear dinámicas de gobierno y presupuestales, con base en el marco de actuación jurídica, pero sin descuidar las necesidades de la población. Las lecciones que la pandemia dejó sobre las finanzas municipales son fortalecer la planeación financiera, robustecer la resiliencia de los ingresos fiscales, facilitar los trámites y servicios, privilegiar la innovación para la recaudación y para reducir los gastos, así como modernizar los marcos legales de actuación local. Aún habrá retos para los gobiernos municipales, pero una adecuada planeación y estrategia, permitirá reaccionar de una mejor manera ante ellos.
*El autor es director General Consultoría en Políticas para la Innovación.
Twitter: @pedrolichtle