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El gobierno actual realizó una mala e injusta privatización de la Salud
Las privatizaciones de servicios públicos pueden ser benéficas socialmente. En muchas ocasiones resultan en mejores servicios al público, con incentivos adecuados para que así se provean, y liberan al erario para poder atender otras necesidades apremiantes. Pero la verdad es que no siempre son así, ya sea por errores en el diseño, incompetencia en el proceso o la presencia de intereses privados que a menudo se sobreponen al interés público.
En México el gobierno actual ha llevado a cabo de facto una privatización importante del sistema de Salud, pero guiada por la improvisación, las ocurrencias, los prejuicios y con incompetencia. El resultado ha sido una privatización perjudicial e injusta socialmente.
El 22 de mayo el Inegi publicó los resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2023 (ENADID). Entre el vasto material de interés que contiene, está el tema de los servicios de Salud.
No hay que ser un especialista en Salud para llegar a la conclusión que señala el título de este escrito, aunque sí tener una idea básica de la política e interés públicos.
La desaparición del Seguro Popular, la fallida creación del INSABI, la acusación de corrupciones nunca denunciadas apropiadamente y la reciente transformación del IMSS, entre otros factores, arrojan las siguientes deficiencias:
- 22.7 millones de personas perdieron su afiliación a alguna institución de salud;
- 15.7 millones dejaron de asistir a las facilidades del sistema público, como hospitales generales e institutos del gobierno federal; y
- la atención de los servicios del IMSS bajó en 1.3 millones, aunque la afiliación aumentó en casi dos millones.
- Naturalmente, la población ha recurrido a atención privada:
- La demanda de servicios médicos en farmacias aumentó en 9 millones; y
- la atención en clínicas y hospitales privados creció 9.8 millones.
El gasto de bolsillo en salud de las familias derivado de la falta de medicinas y servicios en las instituciones públicas subió 31% entre 2018 y 2022 de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingreso.
Gasto de los Hogares
Todo ello implicó una privatización importante de la salud, que no ha resultado en más ni mejores servicios a los ciudadanos, que ha perjudicado a quienes más necesitan servicios públicos gratuitos o subsidiados, al limitar el acceso a ellos. El resultado ha sido sumamente regresivo.
Quienes tienen menos perdieron su afiliación a los servicios gratuitos y ahora pagan más de sus ingresos a instituciones y proveedores privados para acceder a ellos.
Esta privatización recuerda la del transporte público del DF hace 45 años. Esa privatización era más justificada, pero se hizo pésimamente. La ciudad se llenó de un transporte contaminante, inseguro, arbitrario, ilegal e irrespetuoso. Sin regulación mínimamente adecuada en los hechos.
En ambas experiencias los más perjudicados han sido los que tienen menos: los que carecían de transporte privado entonces y ahora, quienes tienen medios escasos para atender su salud y sin acceso a seguros médicos privados.