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Diálogos fotográficos: Agua-Cielo, de Paola Dávila
Bajo la curaduría de Laura González Flores, Paola Dávila (Oaxaca, 1980) nos lleva en un viaje de inspiración que combina la cosmovisión de antiguas culturas indígenas con su profundo conocimiento de la fotografía analógica.
La serie Agua, Cielo surgió de una profunda inspiración en los procesos naturales y la cosmovisión de varias culturas indígenas, donde la combinación de las palabras "agua" y "cielo" se utilizaba para enunciar el horizonte, representando el límite entre arriba y abajo, dentro y afuera. La gama tonal azul en las piezas refleja esta inspiración y la técnica de la cianotipia se convierte en una forma de diálogo con el paisaje. Además del agua y el cielo, otros elementos naturales como las algas y el viento también son actores en el proceso creativo, influyendo en la producción de las obras. El proceso creativo involucra una intensa investigación y experimentación con la técnica de la cianotipia, así como una profunda conexión con el entorno natural, honrando la belleza y complejidad de los seres vivos y los ecosistemas marinos.
Dávila, con 25 años de trayectoria como fotógrafa, revela que siempre ha explorado la relación entre el paisaje y el habitar humano en su obra. Sin embargo, Agua-Cielo representa un giro en su proceso creativo al permitir que el paisaje mismo se convierta en un colaborador activo en la realización de cada obra. Desde el impacto de las condiciones atmosféricas hasta la influencia de los seres vivos que habitan los espacios naturales, cada elemento del entorno se convierte en un actor fundamental en la creación artística.
La técnica utilizada por Dávila, conocida como cianotipia, implica la aplicación de sales sobre papel expuesto al sol, lo que resulta en impresiones únicas que capturan la esencia del entorno marino. Además del agua y el cielo, la artista integra elementos biológicos como algas y medusas en su proceso creativo, creando una simbiosis entre el arte y la naturaleza que redefine los límites tradicionales del medio fotográfico.
La exposición también sirve como una reflexión sobre la relación emergente entre el arte y la biología, donde los seres humanos colaboran con los elementos naturales en el proceso creativo. Dávila subraya la importancia de entender y honrar a estos "colaboradores no humanos”, que no solo inspiran su trabajo, sino que también influyen en el resultado final de cada pieza.
Todas las piezas fueron trabajadas principalmente en Baja California y Baja California Sur, con incursiones adicionales en Sonora y Culiacán. La región de California alberga poblaciones de bosques extensas pero poco vistas debido a su ubicación interna, lo cual intrigaba profundamente al artista.
El interés por la idea del horizonte surge de la extensión marítima del territorio mexicano, que supera significativamente a la terrestre. Trabajar con el mar permitió al artista explorar las sales de la emulsión en diálogo con las sales marinas, generando obras a partir de diferentes especies de algas y sus procesos químicos.
El uso de papel y seda buscaba replicar las transparencias y fragilidades del movimiento ligero, añadiendo una dimensión adicional al proceso al introducir proteína en las obras. Gran parte del enfoque del artista se centra en el proceso creativo, más que en la elaboración de las piezas finales. La exploración de la cianotipia, inspirada en los blueprint de los años 60 y 70, se convirtió en una expresión de esta filosofía, especialmente durante la contingencia y la pandemia, al imprimir mapas digitales en esta técnica.
Este enfoque no solo se trata de la creación artística, sino que también rinde homenaje a figuras importantes en la historia de la fotografía y la botánica, como Anna Atkins, la primera mujer en crear un libro de fotografía dedicado a las algas.
Retomar esta técnica desde una perspectiva contemporánea y con diferentes procesos es algo que el artista encuentra hermoso y significativo, como una forma de mantener viva la tradición mientras explora nuevas fronteras creativas.
Después del éxito de Agua-Cielo, Dávila continúa su exploración artística con futuros proyectos que incluyen exposiciones en el Centro de la Imagen y el Museo Vivo del Muralismo. Su incansable dedicación a la producción artística demuestra que, para Dávila, el arte es más que una pasión: es un compromiso constante con la belleza y la exploración de la relación entre el hombre y la naturaleza.
Agua-Cielo estará abierta al público en el siguiente horario: de lunes a viernes de 12:00 a 18:00 horas y los sábados de 12:00 a 16:00 horas en Patricia Conde Galería, ubicada en Gral. Juan Cano 68, San Miguel Chapultepec I Sección.