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Opinión

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Democracia: ¿solución o problema?

En el 2000 inaugurábamos la alternancia política en la Presidencia y con ella la (ingenua) ilusión de que con la pluralidad democrática que se instalaba de lleno en nuestro país pasaríamos, en automático, al pleno desarrollo económico, político y social.

En el 2000 inaugurábamos la alternancia política en la Presidencia y con ella la (ingenua) ilusión de que con la pluralidad democrática que se instalaba de lleno en nuestro país pasaríamos, en automático, al pleno desarrollo económico, político y social.

Pasar de la dictadura perfecta , según Vargas Llosa, a procesos electorales transparentes y confiables, del partido dominante a un sistema de competencia multipartidista, nos tomó 25 años. Se dice fácil, pero fue un arduo proceso de aproximaciones sucesivas que, venturosamente, se dio en un contexto generalmente pacífico.

No obstante ello, permea un ánimo de desencanto generalizado, en buena medida debido al deterioro económico y social. Bajo crecimiento económico, desigualdad, corrupción y violencia son claros problemas que no hemos logrado superar. El problema radica en no distinguir y atender las causas y pretender cobrarle a la transición democrática unas facturas que no le corresponden del todo.

Quizá por la generación de expectativas desbordadas, por desconocimiento o por simplificación, lo cierto es que planteamos la democracia como la solución a todos los males y la convertimos en un fin y no un medio para la convivencia civilizada.

El fenómeno no es exclusivo de México, y el nuevo libro de Woldenberg, ex consejero presidente del IFE, resulta una provocadora invitación a reconsiderar la democracia como problema, con la idea de asentarla, reforzarla (y) fortalecerla .

Tercer Informe de Gobierno

Es un hecho que las reformas estructurales tardarán en rendir frutos tangibles para la ciudadanía. El presidente lo sabe. Los resultados tomarán años en concretarse y algunos incluso décadas, en materia educativa o energética, por ejemplo. Pero el sentido de los cambios es el correcto. Lo que sería desastroso es frenar su implementación y dar marcha atrás.

Frente a un entorno internacional incierto y una situación doméstica que no cambiará mucho en el corto plazo, no resulta exagerada la advertencia presidencial de no dejarse llevar por propuestas demagógicas y populistas que ofrecen soluciones mágicas y salidas falsas.

vortiz@eleconomista.com.mx

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