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Austeridad y crecimiento
Hay que dejar de gastar, conseguir inversionistas que adquieran activos públicos y generen infraestructura, y reducir la tasa del Impuesto Sobre la Renta.
El ex ministro de Finanzas griego aseveró que España podría terminar igual que Grecia si le aplicaran las mismas condiciones en lo referente a su paquete de rescate. Muchas han sido las críticas hechas al rescate propuesto por la famosa Troika europea: el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario y Alemania, ya que, al igual que el ex ministro de Finanzas, opinan que Grecia eventualmente saldrá de la zona del euro debido a que difícilmente podrá recuperar el crecimiento. Al comparar la forma en como reaccionaron las autoridades involucradas en el rescate a varias instituciones financieras y algunas empresas cuando la crisis hipotecaria y ahora las exigencias a Grecia, pareciera que se exagera el buen trato a unos y las malas condiciones y las restricciones a otros; sin embargo, tomando en cuenta el tamaño de la economía griega y el de algunas instituciones financieras que fueron apoyadas, predomina el criterio de demasiado grande para que falle o tan pequeña que su impacto sería poco significativo.
Un elemento común en las crisis de algunas economías que cayeron en insolvencia es que los gobiernos pensaron que eran mejores que el sector privado en esto de proveer condiciones para elevar el bienestar de la sociedad. Esto es cierto en términos de las condiciones para pensionar a la gente, para proporcionar servicios de salud y educativos, y casi todos cayeron en la exageración, llevando el famoso Estado de Bienestar hasta el extremo de sobrepasar las posibilidades de las finanzas públicas para poder proporcionar los recursos necesarios y hacer frente a las condiciones propuestas. Como resultado, los déficit públicos aumentaron en forma descomunal y dada la transformación de la banca central, que ya no hacía préstamos financiados con emisión primaria, la opción fue endeudarse, con una visión de muy corto plazo. Dicha perspectiva no iba más allá de la fecha en que los funcionarios en turno entregaban los cargos y ninguno de los funcionarios entrantes se dio a la tarea de corregir la situación, ya que eso iba en detrimento de su popularidad.
Sí existe una solución para los problemas de la economía griega y de otras economías, de empresas en problemas de endeudamiento y de familias sobreendeudadas. Lo primero que hay que hacer es dejar de gastar, concentrándose en lo verdaderamente prioritario, eliminando los superfluo y en la medida de lo posible, hacer menos oneroso lo indispensable, sin sacrificar calidad. Lo segundo es conseguir un buen número de socios y amigos que estén dispuestos a invertir, no en la Bolsa, ni comprando bonos de la deuda, sino activos gubernamentales; ya sea empresas gubernamentales u organismos que pueden generar sus propios ingresos y ser eficientes, sin generar enormes déficits. La tercera medida es atraer otro tipo de inversionistas amigos para que inviertan en proyectos productivos e infraestructura, en proyectos muy bien pensados, con una estructura financiera sana y esquemas de concesión y explotación pensados para el largo plazo.
Algo que podría sonar absurdo, pero que funciona, es pensar en reducir temporalmente la tasa de impuestos a las empresas y a la renta de las personas, a efecto de que producir y esforzarse se convierta en un proyecto y una decisión redituable. Esto se podría compensar con un aumento, también temporal, a la tasa de impuesto al gasto, o al valor agregado y algunos impuestos indirectos con efectos temporales, de manera de compensar la baja en recaudación por la reducción de algunas partidas. Esto ayudaría a recuperar el empleo rápidamente y hacer que la economía vuelva a crecer, que es el fin.