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Opinión

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Arroba no es una letra

Tal vez los lectores recuerden que yo he sido un acérrimo enemigo del mal uso del español que puso de moda el inefable Presidente Fox por un hipócrita deseo de, según él, marcar en sus discursos y conversaciones la igualdad entre hombres y mujeres.

De tal deseo surgió la modalidad de decir de manera aberrante las y los mexicanos . Si uno toma la anterior frase de manera literal, significa que los naturales de este país somos mexicanos, así seamos mujeres u hombres, pero para distinguir nuestro género o sexo anteponemos el artículo femenino (las mexicanas) o el masculino (los mexicanos). En dado caso, si las intenciones del señor Fox -ahora, pensando en las y los mariguanos- eran homologar a las personas a pesar de su sexo, debió decir las mexicanas y los mexicanos, las ciudadanas y los ciudadanos, y no caer en el absurdo de las y los ciudadanos que aquí he criticado en repetidas ocasiones.

Tal vez por haber sido persistente en mi crítica haya sido que hace poco más de dos meses y a través de mi amigo, el ingeniero Oscar Luis Ascencio Hernández, me llegó un escrito de la Real Academia Española, donde le dan la razón a mis críticas.

En ninguna de mis colaboraciones había ni siquiera mencionado la existencia de tal escrito; sin embargo, la tarde de ayer fui sometido a una tremenda intervención quirúrgica en la encía. Me incrustaron cuatro pivotes, mismos que servirán, en un par de meses, como ­soporte de una digna dentadura totalmente­ mía, pues, hasta este momento, la he pagado de manera puntual.

Pero por lo que menciono la cuestión quirúrgica dental en combinación con el documento de la real Academia de la Lengua es porque, una vez pasada la anestesia, he sentido dolores muy fuertes en la boca que, aunados a la inflamación, me impidieron dormir anoche. Además, casi no he probado alimento las últimas 24 horas. Lo anterior lo pongo en consideración del lector porque, conforme avanza el día, el malestar me impide trabajar como estoy acostumbrado a hacerlo.

Por eso recurro a la notificación de la institución que limpia, fija y da esplendor a nuestro idioma, con lo cual comunicaré a los lectores un tema interesante con el que cumpliré con mi deber del jueves con El Economista.

Género no es igual que sexo

Las personas no tenemos género, tenemos sexo. La expresión violencia de género es incorrecta porque la violencia la cometen las personas, no las palabras. En nuestra lengua se debe decir violencia sexual o violencia doméstica .

Tampoco se acepta la utilización redundante del masculino y del femenino: la mayor parte de los ciudadanos y de las ciudadanas , es un circunloquio innecesario.

Una comisión del parlamento andaluz se dirigió a la Real Academia Española solicitando un informe sobre la corrección de los desdoblamientos tipo: diputados y diputadas, padres y madres, niños y niñas , etcétera. La RAE respondió que tales piruetas lingüísticas son innecesarias. El empleo de circunloquios y sustituciones inadecuadas: diputados y diputadas electos y electas en vez de diputados electos, o llevaré los niños y las niñas al colegio en vez de llevaré los niños al colegio resulta empobrecedor, artificioso y ridículo .

Junto al machismo, que subordina todo al ser macho, han creado el hembrismo. Y han olvidado lo central: el ser hombre en su dos vertientes. El mundo se reduce al sexo: ése es el lema de esta moderna herejía. Ahora comprenderán su reflejo lingüístico. Primero confunden género y sexo: una silla es femenino pero no hembra, un sillón es masculino pero no macho.

El género común es útil, evita pérdidas de tiempo, sintetiza abarcando ambos géneros y ambos sexos: es más económico decir, cuando traducimos del Evangelio, dejad que los niños se acerquen a mí que decir ‘los niños y las niñas’ .

La arroba

Para evitar engorrosas repeticiones a las que da lugar la reciente e innecesaria costumbre de hacer siempre explícita la alusión a los dos sexos, ha comenzado a usarse el símbolo de la arroba @ como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, ya que este signo parece incluir en su trazo las vocales a y o : l@s niñ@s. Debe tenerse en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de vista normativo; a esto se añade la imposibilidad de aplicar esta fórmula integradora en muchos casos sin dar lugar a graves inconsistencias, como ocurre con Día del niñ@, donde la contracción sólo es válida para el masculino niño.

Murciélago

La escritora española Lucía Etxebarria, aseveró en televisión que murciélago es la única palabra en español que contiene  las cinco vocales.

Un televidente le contestó: Mi estimada señora, piense un poco y controle su ‘euforia’. Un ‘arquitecto escuálido’, llamado ‘Aurelio’ o ‘Eulalio’, dice que es ‘auténtico’ tener un ‘abuelito’ que lleve traje ‘reticulado’ y siga el ‘arquetipo’ del viejo ‘reumático’ y ‘repudiado’ que ‘consiguiera’ en su tiempo ser ‘esquilado’ por un ‘comunicante’ que cometió ‘adulterio’ con una ‘encubridora’ cerca del ‘estanquillo’.

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