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Amber Heard, Johnny Depp y Donald Trump
Los episodios del conflicto entre Amber Heard y Johnny Depp encendieron el prime time de lo que inició unos días después: el juicio televisado a Trump.
Decenas de seguidores de Johnny Depp disfrazados de piratas a las afueras del juzgado donde el actor dirimió con su antigua pareja algunos rasgos morales puestos en consideración por la actriz sobre el protagonista de la película Los piratas del Caribe, cedieron la estafeta de la teleaudiencia al juicio televisado a Trump.
No es difícil elaborar las primeras conclusiones del juicio televisado por todos los noticieros de televisión, con la excepción de FOX News, un evento dirigido por nueve legisladores (siete demócratas y dos republicanos), que durante 11 meses estudiaron a fondo lo ocurrido el 6 de enero de 2021 en el Capitolio a través de entrevistas, estudios y análisis, que juntos, se traducen en 100,000 documentos.
La primera de ellas es la confirmación de la existencia del Partido Chavista Republicano. Lo aportado por los legisladores descubre una conspiración maquinada por el entonces presidente Donald Trump cuyo objetivo fue desconocer los resultados de las elecciones presidenciales que perdió frente a Joe Biden.
El presidente del comité Bennie Thompson indicó que “la culminación de un intento de golpe es una tentativa descarada y violenta, pero no accidental, de derrocar al Gobierno”.
La geografía de los adjetivos nos trasladaría a Venezuela o Bolivia, pero no. Se trata de Estados Unidos.
La confusión o ambigüedad entre verdad y mentira la proyectó Boris Johnson y Nigel Farage, entre otros, en 2016 a través del Brexit, sin embargo, fue Donald Trump el que terminó por dinamitar la frontera de los mundos real y paralelo. Para ello sólo requirió una cuenta de Twitter y una declaración de guerra a los periódicos The New York Times y The Washington Post, y al canal CNN.
Por momentos nos hizo pensar que el verdadero think tank de su Casa Blanca era Twitter y Facebook. Este último le entregó las llaves de la Casa Blanca a Trump. El capítulo de Cambridge Analytica sólo se entiende por la perversidad de Steve Bannon.
La inercia del pensamiento lógico nos hace creer que vivimos en sistemas democráticos, cuando la realidad apunta hacia sistemas oclocráticos (gobierno de la muchedumbre o, si se prefiere, de las redes sociales).
La oclocracia no es síntoma de una crisis profunda de las instituciones, se trata más bien, de una crisis ética porque ya no existe ni importa la distinción entre los sucesos reales y las llamada fake news.
William Barr reconoció ante los nueve legisladores que Trump perdió el contacto con la realidad. Pero Barr no reconoce que la mitad de la población estadounidense desea creer en la realidad de Trump. El placer de la mentira es dulce, no así la realidad amarga.
@faustopretelin