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La banca, una historia apasionante (II)
La actividad bancaria ha estado presente prácticamente desde los inicios de la humanidad, aunque antes de la invención de la moneda se desarrollaba con productos considerados valiosos.
La actividad bancaria ha estado presente prácticamente desde los inicios de la humanidad, aunque antes de la invención de la moneda se desarrollaba con productos considerados valiosos.
La banca surgió propiamente en Italia; a quienes desarrollaban esta práctica se les conoció como bancheriis. Con la expansión del comercio a toda Europa y el resto del mundo, empezaron a surgir los bancos en el extranjero.
En México, la actividad bancaria surgió como respuesta al crecimiento de la actividad minera y a la necesidad de financiar su desarrollo. De esta forma, en 1784 se fundó el Banco de Avío de Minas.
Concluido el periodo de independencia, el gobierno puso énfasis en la promoción de la industria nacional, creando el 16 de octubre de 1830 el Banco de Avío, el primer banco con capital público.
En 1837 surgió el Banco Nacional de Amortizaciones de la Moneda de Cobre y en 1864 el Banco de Londres, México y Sudamérica, que puede considerarse como el primer banco privado en México.
La banca se siguió desarrollando en México y hacia finales del siglo XIX funcionaban nueve bancos, aunque la operación era desordenada y riesgosa toda vez que en esa época no se les exigía un capital mínimo para intermediar recursos del público.
Fue hasta 1897 cuando se expidió la primera Ley General de Instituciones de Crédito, que buscó regular de mejor manera la actividad bancaria.
De acuerdo con esta ley, la operación de los bancos se realizaría a través de tres tipos diferentes de instituciones: los bancos de emisión, hipotecarios y refaccionarios.
Esta ley, aunque precaria, permitió la apertura de 28 instituciones de emisión, tres bancos hipotecarios y cinco refaccionarios.
Con el propósito de vigilar el desempeño de las instituciones bancarias, el presidente Carranza emitió un decreto por medio del cual se creó, el 26 de octubre de 1915, la Comisión Reguladora e Inspectora de Instituciones de Crédito. Esta institución representa el antecedente de la actual Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
La banca se reprivatizó el 25 de febrero de 1921,después de que el presidente Álvaro Obregón ordenó devolver los antiguos bancos de emisión a sus anteriores dueños. Una vez devueltos, la Secretaría de Hacienda convocó a la primera Convención Bancaria que se llevó a cabo el 2 de febrero de 1924.
Como resultado de los trabajos llevados a cabo en esta Convención, el 24 de diciembre se expidió la Ley General de Instituciones de Crédito y Establecimientos Bancarios y se contempló explícitamente la creación de la Comisión Nacional Bancaria, además de reforzar el precepto de banco único de emisión.
De esta forma, el 25 de agosto de 1925 se decretó la Ley Orgánica del Banco de México que otorga al Banco de México la capacidad única de emitir billetes, regular el circulante monetario, las tasas de cambio y los tipos de interés, así como actuar como tesorería del gobierno federal. Asimismo, se estableció que el instituto funcionara como banco centralizador de las reservas de las instituciones de crédito, obligando a los bancos privados a mantener un encaje equivalente a 10% de sus depósitos.
Con el paso del tiempo la especialización mostró limitantes, por lo que en enero de 1975 el sistema financiero dio un paso importante al establecerse las bases para la operación de los bancos múltiples. Con esta nueva figura, los bancos especializados que se fusionaran generarían economías de escala, reducirían sus gastos y se ampliaría su capacidad operativa. El 18 de marzo de 1976, la Secretaría de Hacienda emitió las Reglas para el Establecimiento y Operación de Bancos Múltiples, dando origen a la aparición de 33 bancos múltiples que resultaron de la fusión de 163 instituciones especializadas.
*Manuel Guzmán M. es economista en jefe de Ixe Grupo Financiero. Su opinión no representa necesariamente la posición de la institución.