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Cumple dos años el IPC verde
El rendimiento que ofrece el índice verde ha sido el doble al alcanzado por el IPC en la Bolsa Mexicana de Valores.
Aunque el movimiento de capitales en las bolsas de valores suele ser constante y pareciera que sólo hay lugar para estrategias en el corto plazo que lleven a acumular el mayor número posible de resultados a la alza, los índices de sustentabilidad evidencian que las empresas también deben apostar por el largo plazo, en proyectos que conjuguen lo económico, social y ambiental, ya que incrementan la rentabilidad y reducen riesgos.
A días de cumplirse dos años del lanzamiento del IPC Sustentable en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), que tuvo lugar el 9 de diciembre del 2011, Rodolfo Liaño Gabilondo, director de Productos de Información, Índices y Estadística de la BMV, aceptó que hace falta trabajar para que más inversionistas se interesen en el índice verde, pues en países desarrollados los grandes inversionistas buscan destinar sus recursos a inversiones responsables.
En su lanzamiento, el IPC verde agrupó a 23 firmas y para su segundo año el número se amplió a 29. En febrero se revelará la tercera muestra. El rendimiento que mostró del 9 de diciembre del 2011 al día de ayer fue de 27.6%, en contra de 13.2% del IPC, más del doble.
AVANCE A LA MEXICANA
Para que una empresa pertenezca al IPC Sustentable se evalúa su información pública de forma anual, por parte de la Universidad Anáhuac y la organización de análisis Ecovalores (representante en México de la firma internacional ERIS), bajo los ejes de manejo y uso de recursos naturales, responsabilidad social con los grupos de interés y gobierno corporativo.
La distribución de la calificación de las emisoras se divide así: en manejo y uso de residuos, Ecovalores otorga 0.9 y la Universidad Anáhuac 0.1; en responsabilidad social otorgan 0.5 cada uno, y en gobierno corporativo, Ecovalores da 0.1 y la universidad 0.9.
Luisa Montes, directora de Ecovalores, indicó que el índice ha empujado a las empresas a desarrollar políticas de responsabilidad social y ambiental y a informar sobre sus objetivos en mitigación de su huella ecológica.
Con el tiempo, la BMV será más estricta en su calificación y eso ayudará a que las empresas tengan un incentivo para la mejora continua , confió.
Daniel Aguinaga, socio en Gobierno Corporativo y Sustentabilidad de Deloitte México, aseveró que ser parte del índice no es sólo cumplir con un puntaje, sino que evidencia lo que la empresa verdaderamente es, además de que comunica los compromisos que tiene con la sustentabilidad.
Consideró como un reto que las compañías generen estrategias de responsabilidad social como parte del negocio y aprendan a comunicar adecuadamente lo que están haciendo, a través de los reportes de sustentabilidad o de su sitio de Internet, para que las evaluadoras puedan tener una visión global.
Vemos una mayor generación de estrategias, además de que invitan a sus proveedoras, hay más transparencia , dijo.
ALCANCE GLOBAL
Jesús González, socio de la Práctica de Sustentabilidad, Gestión de Riesgos y Gobierno Corporativo de KPMG México, comentó que en un mundo globalizado ya hay inversionistas que limitan sus decisiones a empresas que cumplen con estándares mínimos relacionados con lo ambiental y social.
Añadió que una Bolsa de Valores sin empresas con esas características pierde oportunidades con esos grandes inversionistas.
El valor que pueden otorgar (esas inversiones) es una entrada de riqueza para el país y las acciones de las empresas se aprecian , refirió.
El que una empresa forme parte de un índice de sustentabilidad, consideró González, hace que asuma prácticas que representan un buen manejo de reputación.
Se busca que las firmas generen riqueza a través del tiempo, que no se mueran de forma sorpresiva, es un tema de sustentabilidad, en esto piensan los inversionistas, de no hacerlo, diría que son especuladores , dijo.
yesme.cortes@eleconomista.mx