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Arte e Ideas

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Una mujer sin sombra que asombra

El responsable de esta puesta fue el director de escena Her Sergio Vela, quien contó con el diseño escenográfico de Her Philippe Amand.El responsable de esta puesta fue el director de escena Her Sergio Vela, quien contó con el diseño escenográfico de Her Philippe Amand.

Este mundo es tan perverso que no solamente convierte en mercancías a los hombres, sino hasta su sombra... Tal es la premisa -sin la cual no podría existir la obra- de que parten el compositor Richard Strauss (1864-1949) y el libretista Hugo von Hofmannsthal (1874-1929) en La mujer sin sombra; ópera que se presentó con éxito el jueves 3 de mayo en el Palacio de Bellas Artes, en el marco del Festival de México.

Casi 100 años después de su estreno en Viena (1919), ahora se representa en México. Y por fin el público que asiste al Palacio fue recompensado con un trabajo operístico de nivel internacional, una puesta en escena que se podría codear con las mejores de Europa y EU; un trabajo serio, equilibrado en los aspectos actoral, musical, vocal, escenográfico, de vestuario, coreográfico.

ELENCO Y PRODUCCIÓN, MAGNÍFICOS

La mujer sin sombra contó con cantantes bien escogidos y mejor acompañados por una orquesta que nos sorprendió por su buen desempeño merced a la conducción meticulosa y tozuda de Guido Maria Guida (director concertador). Por supuesto que también fue magnífica la labor del Coro del Teatro de Bellas Artes, dirigido por Xavier Ribes.

Los creadores no sólo se dieron el lujo de presentar en escena estupendas esculturas de Jorge YázpiK, sino que hasta el báculo en que se apoya el Narrador (Fernando Fernández) es una obra de arte de este escultor.

Mención aparte merece la música de Strauss: de estupenda arquitectura, sobria, hermosísima en su planteamiento, con momentos tiernos, sutiles, plenos de frases de seda y que otras veces irrumpe con la fuerza de un mar embravecido.

El responsable de esta puesta fue el director de escena Her Sergio Vela, quien contó con el diseño escenográfico de Her Philippe Amand, el vestuario estuvo a cargo de Frau Violeta Rojas. El papel de El Emperador lo hizo Carlo Scibelli; La Emperatriz, Rebecca Nash; La Nodriza, Malgorzata Walewska; Barak, Noé Colín...

El aplausómetro se lo llevó de manera muy justa la señora Nash, seguida muy de cerca por Carlo Scibelli. Todos ellos cantantes de primera con voces brillantes, ricas en matices, potentes, técnicamente bien trabajadas. Ellos recibieron, además de las palmas, una lluvia de claveles rojos que por poco les sacan los ojos. En fin, todo lo real es racional y más tratándose de mexicanos.

ERRORES Y OTROS DETALLES

Sergio Vela regresa por sus fueros luego del traspié de Conaculta, con la mente puesta en una frase de Emanuel Kant que abre el programa de mano y que deja ver el espíritu que ahora lo anima: Dos cosas colman nuestras almas con admiración siempre nueva y creciente… El cielo estrellado por encima de nosotros y la ley moral dentro de mí .

El problema que sortearon Vela y Amand fue que los espíritus no proyectaran sombra. Pero a pesar del esfuerzo, en ciertas escenas se ven sombras en el piso y sobre todo en el vestuario de los actores-espíritus, que se supone también debe ser etéreo. Otro prietito en el arroz es que el principio de la puesta en escena es pesadísimo: durante 20 minutos la acción dramática descansa únicamente en las voces.

Una dificultad más es el exceso de cuadros . Si en El anillo del Nibelungo Vela tuvo obcecación por el círculo, esta vez su obsesión mudó al rectángulo: en escena aparecen hasta seis de ellos al mismo tiempo. Después de cuatro horas uno ya pide, suplica, que aparezca por lo menos un círculo.

Hay todavía errores de producción: en plena representación, una mano sale de atrás del telón para arreglar las escaleras; las olas del mar no funcionan; la barquita no pasa bien por la puerta de entrada al proscenio; los hilos que suspenden a los cantantes en el aire se ven y quitan todo el efecto de espíritus en vuelo.

El costo de esta producción fue de 10 millones de pesos y a decir de directivos del Festival de México, este presupuesto en su mayor parte se invirtió en cantantes extranjeros, ya que ese tipo de voces no hay en México . Se trata de una cantidad elevada (por lo general las óperas del INBA cuestan 5 o 6 millones) que representa casi 60% del presupuesto de este año de Ópera del INBA (17 millones).

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