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Arte e Ideas

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México, con pocos recursos y más creatividad en Venecia

Con un presupuesto limitado, el equipo curatorial de México que participa en la bienal montó Desplazamientos, una muestra colectiva de 12 proyectos que coadyuvan para ofrecer un recorrido sensorial que invita a reflexionar sobre la migración y otro tipo de tránsitos.

¿Cómo viviremos juntos? Es un título y una pregunta abierta, es la provocación de la XVII Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia que el sábado se inauguró de manera presencial en la ciudad lacustre, principalmente en dos sedes, El Arsenal y Los Jardines de la Bienal, para albergar la obra de 112 participantes de 42 países.

El cuestionamiento de cómo viviremos fue lanzado por el arquitecto libanés Hashim Sarkis, encargado de la curaduría general de la edición, quien argumentó que es una pregunta antigua y al mismo tiempo urgente en un contexto de agudas divisiones políticas y crecientes desigualdades económicas; un cuestionamiento, tanto social y político como espacial, que cada generación se siente obligada a plantear y responder según su contexto.

“Hacemos esta pregunta a los arquitectos porque no estamos satisfechos con las respuestas que ofrece la política hoy (...) porque creemos que tienen la capacidad de dar respuestas más estimulantes que las que la política ha ofrecido hasta ahora en gran parte del mundo”.

México responde a la incitación

En el caso del Pabellón de México, por primera vez se creó un comité curatorial encargado de filtrar la elección de los aspirantes —en repetidas ocasiones, los criterios de selección para la participación de nuestro país, tanto en la muestra de arte como de arquitectura, habían sido objetos de la crítica— y presentar una propuesta colectiva y polifónica, misma que lleva por nombre Desplazamientos. Al respecto conversa la curadora Elena Tudela.

“¿Cómo darle la vuelta a una arquitectura que está obsesionada por el control y lo estático, cuando el mundo, y lo estamos viviendo ahora más, es muy dinámico, cambia todo el tiempo, a veces de manera forzada, otras ilegalmente o incluso de manera deseable? Hay de todo, no estamos diciendo que el desplazamiento sea necesariamente negativo ni positivo, pero hay que dejar que la arquitectura asimile ese contexto”, declara Tudela desde Venecia.

Para Desplazamientos fueron elegidos 12 proyectos arquitectónicos ya sea por propuestas individuales, por despachos o trabajos colaborativos entre equipos distintos, elegidos a partir de una convocatoria del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) con criterio de equidad y coordinados por un comité curatorial integrado, además de Elena Tudela, por Natalia de la Rosa, Isadora Hastings y Mauricio Rocha Iturbide, así como Gabriela Gil Verenzuela como comisionada del pabellón desde 2016, quien también conversa con El Economista.

“Para México es importante dar a conocer los procesos que involucran el desarrollo artístico y los posicionamientos arquitectónicos como crítica y como reflexión. Es decir, no se buscan resultados, porque los resultados, estamos claros hoy en día, no son únicos, son diversos y además representan multiplicidad de voces”, afirma Gil Verenzuela.

Pabellón mexicano: hacer mucho con pocos recursos

“En estos momentos estamos, como todos, buscando respuestas de distintas maneras en un mundo que está en crisis. Que México pueda seguir estando en Venecia es un gran logro”, reconoce la comisionada en referencia no solamente a temas presupuestales sino logísticos, para poder llevar a buen puerto la exhibición montada en El Arsenal, para proponer una noción de desplazamiento con poco dinero y más creatividad.

Y es que el montaje y la logística del Pabellón de México en la XVII Muestra de Arquitectura tuvo un presupuesto de apenas 3.8 millones de pesos. Solamente a manera comparativa, la instalación Actos de Dios, de Pablo Vargas Lugo en la Exposición Internacional de Arte de la Bienal en 2019, con dos instalaciones audiovisuales, una auditiva y dos esculturas, tuvo un costo de 12 millones de pesos.

“Los proyectos que se escogieron vienen de la precariedad de recursos. Se trató de hacer mucho con poco. Y lo mismo sucedió en el pabellón, con pocos elementos y ninguno muy costoso. Todo se hizo en Venecia, pero había que hablar de eso: cómo se construye espacio desde pocas cosas”, completa Elena Tudela.

Con creatividad ante esas limitaciones espaciales, temporales y presupuestales -amplía- a cada proyecto participante le fue asignado el concepto considerado dentro de un glosario preestablecido por el consejo curatorial, con términos como “Pluriverso”, “Geo-memoria”, “Fluidez”, “Ecotono”, “Simbiosis” y “Contrato natural”, a partir de los cuales cada participante desarrolló propuestas como ensayos visuales, auditivos o inserción de nuevos conceptos que más tarde vaciaron en propuestas más abstractas pero sensoriales que son parte de un recorrido por pasillos delimitados por decenas de plomadas suspendidas a distintas alturas y angosturas.

“Decidimos hacer un pabellón experiencial, que tiene todo ese fondo de investigación, pero genera que la gente lo sienta. ¿Cómo podemos empezar a sensibilizarnos? A través de los sentidos, de la experiencia. Entonces generamos un recorrido un poco tortuoso, porque los hacemos ir y venir, pasar por sombras, luces, espacios abiertos, los encasillamos. Ese es el efecto que queríamos lograr, que no sea necesariamente algo intelectual o racional sino que entre por los sentidos”, explica la curadora.

Reprodujeron la sensación de desplazamiento

El espacio está dominado y condicionado por decenas de plomadas, elementos recurrentes de la arquitectura para indicar el eje vertical en las construcciones. Con estos hilos se construyeron ilusiones de muros y pasillos por los que el visitante debe transitar. Estos desplazamientos en el espacio están intervenidos por una serie de audios e imágenes que potencian la experiencia de un ser que se desplaza.

Arquitectos y despachos seleccionados:

  • Judith Meléndrez Bayardo + Gabriel Konzevik Cabib + Antonio Plá Pérez
  • Fernanda Canales
  • Sandra Calvo
  • Rosario Hernández Argüello
  • Rozana Montiel
  • Escobedo Soliz Arquitectos (Pavel Escobedo y Andrés Soliz Paz)
  • Estudio MMX (Jorge Arvizu, Ignacio del Río, Emmanuel Ramírez y Diego Ricalde)
  • Estudio Macías Peredo (Magui Peredo, Salvador Macías y Diego Quirarte)
  • Estudio Núñez Zapata (Roberto Núñez y Katia Zapata)
  • JC Arquitectura (Juan Carral) +Kiltro Polaris, (Víctor Ebergenyi Kelly) + OH Abogados (Juan O’Gorman y Pablo Gutiérrez de la Peza)
  • PLUG Architecture (Román Cordero Tovar e Isabel Mendoza)
  • Taller de Proyectos Incidencia Regenerativa de la Universidad Iberoamericana CDMX (Juan Casillas Pintor, Roberto Contreras y Adrián Sánchez).

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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