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Arte e Ideas

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La más perfecta flor para una feria

Solamente saben lo que es Chile los que lo han perdido: no?hay acá el menor compensativo; y esta es la pura y santa verdad: Nadie puede saber lo que es Chile si no lo ha perdido

Así escribía a su familia, en mil setecientos y tantos, Manuel Lacunza, sacerdote jesuita y teólogo chileno, desde su retiro en Italia. Lacunza no era un literato, ni pretendía vivir de las letras en sí pero escribía bonito y estructurado. Con buena gramática, redacción clara, mucha inteligencia y una nostalgia que de tan pura es dolorosamente bella. Como sucede, por cierto, con casi toda la poesía chilena (la más perfecta flor, bien señalada, dijo su poeta más ilustre).

Chile tiene una rica tradición literaria mucho más allá de sus dos Premios Nobel de Literatura (Neruda y Mistral). Poetas excelsos como Vicente Huidobro y Nicanor Parra tienen sus momentos estelares. El primero en la devoción de alumnos y lectores profesionales; el segundo en la alegría de haber sido reconocido con el primer premio internacional mexicano, cuando todavía se llamaba Juan Rulfo. Sin embargo, hasta ahora, Chile ha tenido poca presencia en nuestros pendientes festivales culturales.

Argentina, Colombia y hasta Perú, son países que, por la nacionalidad y reputación de sus escritores ocupan el tema más pronto.

Borges y Cortázar; García Márquez y Vargas Llosa han sido los ídolos de muestra zona de confort literaria. Todo eso hasta aquí y hasta hoy. Porque mañana empieza la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y el país invitado es precisamente Chile.

Pero la guerra de Arauco me cuesta la flor de mis guzmanes exclamó Carlos I cuando emprendió la Conquista de aquella tierra así que, para poder ir a Guadalajara con conocimiento de causa y sustento académico será necesaria una batalla de repaso –o mejor, confiéselo, una novela untada de educación en las letras chilenas. La historia es más o menos así: en tiempos de la Colonia la literatura en Chile fue escasa por los afanes y afrentas entre conquistadores, las guerras contra los araucanos, la pobreza económica del país, la falta de espacios la diversión y la cultura, la ausencia de teatros y sociedades literarias, la escasez de imprentas y las dificultades en la importación de libros extranjeros. Todos los escritores debían mandar sus manuscritos al Perú o España para publicarse.

Los géneros más cultivados, como sucedió en casi toda Hispanoamérica, fueron en un principio obras históricas, ya fueran crónicas o poemas narrativos y las obras poéticas parecían descender todas de La Araucana de Alonso de Ercilla, obra escrita en el siglo XVI que en versos endecasílabos relataba la guerra entre españoles y aborígenes. Llegaron, muchas otras inspiradas en ella, como la de Pedro de Oña, primer poeta nacido en Chile, que escribió El Arauco domado en 1596 que no era tan buena ni tan grande.

Y la historia siguió su curso con: el criollismo y el imaginismo enfrentados, llegó la poesía, con Mercedes Marín del Solar; la dramaturgia de Manuel Magallanes y el arribo de intelectuales extranjeros como, José Joaquín de Mora, Andrés Bello y Domingo Faustino Sarmiento. Eventual y magníficamente llegaron los demás: primero Vicente Huidobro Ese pedazo de cielo, ese trozo en que pasa la aventura misteriosa ; luego: Pablo Neruda, del que es mejor ya no hablar Me gustas cuando callas porque estás como ausente ; también: Gabriela Mistral Yo te miro, yo te miro sin cansarme de mirar ; y al final, pero nunca finalmente: Nicanor Parra El poeta está ahí para que el árbol no crezca torcido .

Para este siglo y esta feria están Bolaño, Isabel Allende, novela policiaca muy notable, textos de aventuras y espionaje, la increíble literatura infantil que se produce en Chile desde hace mucho, las artes visuales y la música moderna, araucana y global aún por descubrir. Y, todo fuera como eso, la poesía, siempre y para siempre, todo el tiempo la poesía.

Es sabido –y se ha leído- que Charles Darwin, estando de exploración de Chile un día escribió: ¡Qué admirable país para recorrerlo a pie! . Hoy, lector querido, usted tiene la oportunidad de recorrerlo libro a libro y página por página.

ckuhne@eleconomista.com.mx

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