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Arte e Ideas

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El gusto, 40 años de huapango

Hace poco más de 40 años, tres científicos y un músico hicieron el compromiso de serio con la música mexicana, en particular el huapango.

Desde la ciudad, es difícil darse cuenta de que el huapango está vivo, muy vivo , dice Eduardo Llerenas de Discos Corasón.

Pero gracias al trabajo que este doctor en bioquímica ha hecho a lo largo de 40 años, hoy es posible, desde esta ciudad, percibir, dejarse contagiar o hasta ser arrastrado por la gran vitalidad huapanguera, ya que acaba de hacer el disco-libro antológico El gusto. 40 años de son huasteco, mismo que se presenta este domingo 9 en la Plaza de las Artes del Centro Nacional de las Artes.

Este disco doble, que es al mismo tiempo un librito de 168 páginas, fue hecho con un único criterio rector: el gusto, el criterio estético –dice Llerenas-. No tratamos de representar épocas, regiones o etnias, sino de poner las mejores grabaciones que tuviéramos.

Empezamos pensando en hacer una antología de los mejores violinistas del huapango, luego nos dimos cuenta de que esos estaban en los mejores grupos y tenían las mejores interpretaciones de las canciones .

Si a eso sumamos que Discos Corason tiene las mejores grabaciones (y el mayor número) no cabe duda de que en El gusto está lo mejor del huapango.

En el vochito amarillo

Hace poco más de 40 años, tres científicos y un músico hicieron el compromiso de serio con la música mexicana, en particular el huapango.

Eduardo fue el de la idea de hacer salidas para grabar a los músicos en sus comunidades y organizaba los viajes.

Beno Lieberman era el músico responsable de verificar que se grabara a los mejores. No soportaba desafinaciones , recuerda Eduardo.

Enrique Ramírez de Arellano, que estudió ingeniería eléctrica, trabajo en una casa disquera en Alemania y luego se doctoró en matemáticas, era el responsable de tener el mejor equipo posible y usarlo de manera óptica.

Carlos Perelló, también matemático, además de su gran sensibilidad musical, sabía donde encontrar a los músicos.

Y los cuatro se dedicaron a recorrer el país (no solo la Huasteca), en un vochito amarillo, grabando, oyendo y gozando.

Ahora solo Eduardo, el más joven, sigue en el empeño, las grabaciones se hacen digitales y el enorme archivo que juntaron se está digitalizando también.

De ese tesoro comparte ahora las más valiosas joyas.

Todo un libro o Tómese otra

Lo primero que sorprende de El gusto, antes siquiera de quitarle el plástico, es su volumen, ese que le dan las 168 páginas escritas.

Y basta abrirlo, donde sea, para darse cuenta de que son páginas que vale la pena leer de cabo a rabo.

Este cronista abrió el librito en la página 32 y leyó lo siguiente:

En eso se paró en la puerta un viejo sargento retirado, conocido de tiempo. Se metió y pidió un refresco.

-Nomás hay negras y amarillas [cervezas oscuras y claras] – le dijo el cantinero.

- Déme una amarilla –respondió.

Se la sirvieron al instante

¿Cuánto debo?

Al oír esto dejé de escribir y volteé:

-¿A poco ya se la acabó? Tómese otra –le propuse en plan amistoso.

-¡Ni de usted ni de su pinche amigo quiero ni madres, y los voy a matar a los dos ahorita!

La historia, que por supuesto no empieza ni termina ahí, la cuenta el estupendo cronista de la Huasteca Eliazar Velásquez, y él se la contó Marcos Solano, del grupo Los Camperos de Valles.

Y hay más textos.

Queríamos hacer un buen cuadernito, de unas 30 páginas y nos emocinamos y nos pasamos , cuenta Llerenas, el único de los cuatro amigos que sigue trabajando en el tema.

El empresario, a pregunta expresa, admite que si bien a veces hacemos discos con un plan de negocios bien definido, con nuestra de recuperación y todo, en este caso no nos importó, invertimos mucho en la edición y no hay forma de pagar los 40 años de grabaciones, lo hicimos pues por el puro gusto .

Una fuerza viviente

Cuando Llerenas dice que el huapango está muy vivo, aclara que los oyentes de huapango son oyentes contemporáneos, que oyen música pop o rap, pero en las fiestas de la Huasteca, al final, cuando llega el grupo, es el momento estelar, oyen huapango, lo cantan y lo bailan .

Ya no es como antes, cuando, según leemos en el libro, las bodas duraban tres días y el grupo llegaba desde el día anterior para cantarle a las cocineras, pero los músicos siguen viviendo de tocar en fiestas.

Ahora que has escuchado otra vez las grabaciones ¿cómo ves la evolución del huapango? Da la impresión que es un solo repertorio que no ha variado en decenios.

Ciertamente el huapango no ha evolucionado mucho musicalmente, estructura, instrumentación, siguen siendo iguales. Pero hay temas nuevos, algunos están en el disco, son temas que los músicos hacen y los prueban en las fiestas y los que gustan se quedan, se difunden por la región .

En las letras ha habido cambios, incluso está el trío Chicamole (cuyo disco con Corasón, Huapango en Wi-Fi, también se presenta en vivo este domingo) que incorpora nuevas letras a algunas tonadas tradicionales .

Pero entre tantas notas buenas y bien afinadas hay una lamentable disonancia:

Hay que decir –aclara Llerenas- que últimamente el clima de inseguridad ha afectado sus contrataciones de los huapangueros, y yo tengo que admitir que me en estos días me la pienso dos o tres veces antes de ir a grabar a la sierra .

Habiendo escuchado y leído el disco-libro, este cronista no duda en afirmar que vale mucho, muchísimo la pena, pero, aun sin haberlo escuchado, tampoco duda en afirmar que el concierto de este domingo valdrá aún más la pena.

¿Por qué? Porque el huapango está vivo y para darnos El gusto.

En disco-libro

El gusto. 40 años de son huasteco

2 CD’s

168 pp

Discos Corazón

En vivo

Concierto con Los Camperos de Valles y el Trío Chicamole

9 de octubre 13:30

Plaza de las Artes, CNA, Río Churubusco y Tlalpan, Country Club.

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