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Muere uno de los "grandes titanes de la ciencia"

Premio Nobel de Medicina en 1961 por sus investigaciones genéticas, Marshall Nirenberg advirtió entonces que la manipulación de ésta debía evitarse hasta que el hombre adquiriera suficiente sabiduría para usarla en beneficio de la humanidad.

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Nueva York.- Marshall Nirenberg, un científico galardonado con el Nobel por sus trabajos sobre los procesos genéticos fundamentales, ha muerto. Tenía 82 años.

Joan Geiger, su hermana, dijo que el científico murió de cáncer el 15 de enero en Nueva York.

Nirenberg fue ``uno de los grandes titanes'' de la ciencia, dijo Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud, en un comunicado colocado en su portal de internet.

En 1961, Nirenberg y un colega demostraron mediante un experimento cómo se traduce la información genética contenida en el ADN en las moléculas proteicas de las células.

Nirenberg, quien tenía tan sólo poco más de 30 años por aquel entonces, llevó su descubrimiento a una conferencia en Moscú y lo explicó a un pequeño grupo de científicos.

Uno de ellos le pidió que diera su charla frente a un grupo mayor de científicos, logrando así más resonacia.

Continuó su trabajo, intentando identificar las piezas que forman el proceso de traducción genética. Por este trabajo recibió el premio Nobel de fisiología o medicina en 1968, junto a otros dos científicos.

Nirenbereg se dio cuenta del impacto social de su trabajo y escribió en la revista ``Science'' que el público en general tenía que entender los avances científicos para tomar la mejor decisión en como usarlos.

``Cuando un hombre es capaz de instruir a sus propias células, debería evitar hacerlo hasta que tenga suficiente sabiduría para usar su conocimiento en el beneficio de la humanidad'', escribió.

Norenberg nació en la ciudad de Nueva York en 1927. Su familia se trasladó a Florida antes de que fuera un adolescente y pronto se interesó por el medio ambiente y tenía ganas de explorar la vida salvaje, dijo Geiger.

``Era muy, muy listo'', dijo Geiger a Associated Press. ``Su curiosidad no tenía límites''.

Esa curiosidad permaneció consigo toda su vida.

Nirenberg dejó detrás a su mujer, Myrna Weissman.

apr

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