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Opinión

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La nueva era

Con el ascenso de Trump a la presidencia de los Estados Unidos se cierra la posibilidad de contener la ola autoritaria que se detuvo tras la elección de Biden en 2020. El país más poderoso del planeta está ahora en manos de un individuo profundamente convencido de la inutilidad de la democracia representativa y de la economía de libre mercado como instrumentos indispensables para la convivencia humana. 

El fortalecimiento de las fuerzas liberales en Europa en las figuras de Giorgia Meloni y Marine Le Pen entre otras, reciben un enorme impulso con Trump como presidente. El peligro del desmembramiento de la Unión Europea es real, bajo el principio de una nueva visión que privilegia los acuerdos bilaterales frente a la globalización como forma de generar mayor riqueza, y el autoritarismo legitimado por una democracia carente de contenido alguno.

Una de las consecuencias inmediatas de la instrumentación del nuevo esquema proteccionista será sin duda un menor crecimiento económico a nivel mundial, y el auge de los nacionalismos irredentistas dispuestos a cobrar sus facturas racistas y excluyentes contra todo aquel al que consideran ajeno a una cultura supremacista dirigida fundamentalmente contra los migrantes y las minorías de todo tipo.

La imposibilidad de poder proyectar hacia el futuro frente a un impredecible Trump, pero con la certeza de que su percepción de México es más la de un enemigo que un socio estratégico, obliga al gobierno de Sheinbaum a diseñar un modelo de negociación diferente al que se tuvo con Biden, e incluso distinto al que López Obrador puso en práctica durante el primer cuatrienio de Trump.

Y es que la similitud entre el trumpismo y el lopezobradorismo, en lugar de ayudar complica aún más la relación. Como dos polos magnéticos del mismo signo, se rechazan mutuamente porque son incapaces de verse como socios de un mismo proyecto. A diferencia de Milei, Orban o Meloni, con quien Trump puede compartir intereses mutuos dentro del orden aislacionista, con México los temas de seguridad, migración y acercamiento a China nos sitúan en el terreno del enemigo y no del aliado indispensable.

La enorme debilidad estructural de la economía mexicana, cuyos recursos y ahorros fueron dilapidados sin sentido durante el sexenio pasado, nos deja con muy pocas defensas para enfrentar al monstruo naranja hoy más preparado y con abiertas intenciones expansionistas que no benefician a los mexicanos. Ni a aquellos residentes en los Estados Unidos, ni mucho menos a los que desde aquí vemos la tormenta que se avecina.

Entramos de lleno a nueva era que hace desaparecer la esperanza de un mundo abierto y tolerante. Los brujos han retornado y tomado el control de todo.

Ezra Shabot Askenazi es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Analista político y catedrático universitario con 22 años de trayectoria en la UNAM. Como académico ha sido jefe del Departamento de Ciencias Sociales y Jefe de Planeación Académica en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán.

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