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El lunes, la última fecha esperada

@campossuarez
Dentro de todas las fechas de eventos relevantes esperados en el corto plazo, la del lunes es prácticamente la última del calendario.
Desde el segundo trimestre del año pasado esperábamos la ocurrencia de las elecciones federales mexicanas y sus consecuencias, y las elecciones estadounidenses y, también, sus consecuencias.
Al final, parece que se cumplieron todos los peores escenarios y hoy tenemos en México una mayoría del partido oficialista que destruye a discreción la vida institucional mexicana y en Estados Unidos el regreso de Donald Trump a La Casa Blanca dentro de cinco días.
Entonces, a partir del lunes todo serán consecuencias de esta realidad en la que habrá que vivir durante los próximos años.
En México, entramos en el terreno de la contradicción entre el autoritarismo con la que el régimen ha descompuesto la Constitución y su ambicioso Plan México que busca dar certidumbre a las inversiones.
Y en Estados Unidos estos días previos a la toma de posesión de Donald Trump para un segundo mandato como Presidente, todo es especulación e incertidumbre, hasta que no haya la certeza de sus primeras acciones de gobierno.
Hoy los mercados se animan o se derrumban por los trascendidos publicados en la prensa estadounidense, porque no hay evidentemente decisiones de gobierno todavía.
En materia migratoria vamos a llegar a las primeras horas del nuevo mandato del republicano con la expectativa de deportaciones masivas inmediatas en medio de la que ya se anuncia como la peor tormenta invernal de la temporada en el norte del país la próxima semana.
La lucha contra los cárteles del narcotráfico y la intensión de ubicarles como grupos terroristas pasa, ahora sabemos, por el análisis de abogados expertos, por la posibilidad de causar un daño financiero profundo a los propios bancos en México que incluso involuntariamente estén involucrados en el flujo de recursos ilícitos al país.
Y en materia comercial, las expectativas de aranceles a las importaciones mexicanas han generado una mala perspectiva en los mercados financieros que, entre otros, se le nota al tipo de cambio.
El gobierno mexicano hace bien en tomar precauciones, en hacer guiños a la siguiente administración de Washington, en el entendido, muy pragmático, de que la relación económico-financiera que más vale para México es con la región norteamericana.
Sin embargo, no será hasta que haya claridad de los alcances de las políticas proteccionistas de Trump cuando se deba definir una estrategia concreta, en especial con el tratamiento de las importaciones asiáticas.
En fin, la última fecha que esperamos, más allá del 2026 y la revisión del T-MEC, es este lunes en Washington, a partir de ahí todo será incertidumbre y estar al pendiente de los decretos y los discursos de Trump para conocer los alcances reales de su nueva presidencia.
Y, mientras tanto en México, tratar de descifrar cómo se puede combinar la expectativa de un gobierno amigable con las inversiones, mientras que, al mismo tiempo, es un régimen que atenta en contra de la certeza, la democracia y las oportunidades para esos capitales que pretenden atraer.