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Un día memorable...
En los últimos años, en Oaxaca, las actividades educativas no se realizan conforme a la normalidad. Este año se marcó el inicio de la reconstrucción del sistema educativo.
El gobernador Gabino Cué celebró con bombo y platillo el inicio del ciclo escolar 2015-2016 en la escuela primaria Patria Libre, en la capital de su estado. Informó que las actividades educativas se realizarán con puntualidad en más de 13,400 escuelas, donde más de 1 millón de estudiantes serán guiados por 54,000 maestros.
¿Qué tiene de espectacular este anuncio hecho desde una escuela pública? , se podría preguntar cualquier ciudadano o padre de familia de otro país. ¿Qué no sucede todos los años? Y no. En Oaxaca, en los últimos 20 años no se ha dado. No es parte de la normalidad para la sociedad oaxaqueña. No sucede todos los años. Por eso fue un día memorable para el gobernador.
Para Gabino Cué, este lunes 25 de agosto fue un día memorable porque marcó el inicio de la reconstrucción del sistema educativo y el fin del tráfico de influencias, de las prácticas indebidas y los condicionamientos que durante más de dos décadas han obstaculizado el desarrollo académico . ¿Será? Si es el caso, ¿por qué no se tomaron acciones antes? ¿A poco la política puede ser una excusa para mantener a tantos niños y jóvenes fuera de la escuela? ¿Existe algún argumento razonable, el que sea, que pueda justificar la violación de los derechos fundamentales de los niños? ¿A poco la autoridad en ese estado (y en otros) puede ceder la rectoría de la educación a un grupo de maestros que cobran en la nómina del estado (con recursos que aportamos todos los mexicanos) y cuyos intereses son ajenos a los intereses de los niños? En Oaxaca, así ha sucedido, y al margen de la ley.
Dos decisiones clave hicieron posible esta celebración. La reestructuración del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca y las 15 órdenes de aprehensión libradas en contra de líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). ¿Por qué hasta ahora? ¿Quién se beneficiaba con la situación que prevalecía en el estado? Está claro que los líderes de la CNTE y los maestros que cobraban y no trabajaban. Pero, ¿quién más? Claramente, los niños y los padres de familia, no. El país, tampoco. ¿No tendrían que tener más fuerza tantos padres de familia que unos cuantos líderes sindicales? Pues en México, no. ¿Qué hace que los padres de familia no conformen un grupo de presión tan fuerte que obligue a las autoridades a actuar conforme a ley y a favor de los derechos de los niños? ¿No tendría que ser un factor esencial en el juego de poder en el estado?
Ojalá que este día memorable lo sea por siempre y no sea una burla más para nuestra sociedad. ¿Qué tanta presión aguantará el gobernador? La experiencia dice que no mucha.