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Trump y su política de avestruz
Sabemos que estamos viviendo tiempos convulsos en donde ya nada cuadra y todo cambia rápidamente. Aun así, creo que todos, menos los fervientes seguidores de Mr. Trump, podemos coincidir en que nos extraña y sorprende la manera sistemática en la que el hegemón ha renunciado a ejercer su poder, y en su lugar, ha decidido esconder la cabeza al no marcar la agenda en temas importantes como son: comercio, calentamiento global o migración.
Bajo el pretexto de “América Primero”, Trump deja un espacio vacío de poder que será tomado por otros países interesados en convertir a su visión e intereses en los dominantes dentro del sistema internacional. ¿Es este el fin de la Pax Americana? ¿Puede revertirse el daño que esta administración está haciendo al papel de Estados Unidos en el entorno internacional con tal de cumplir con algunas de sus promesas huecas de campaña?
El pasado 3 de diciembre, el gobierno de Trump informó sobre su salida del Pacto de Migración de la ONU firmado un año antes por 193 países. Esta política de esconderse o abandonar instrumentos internacionales para la solución de problemas globales no es nueva.
La administración de Trump no ha perdido el tiempo para cancelar su participación en el Acuerdo de Asociación Transpacífico, el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, la UNESCO y ahora el Pacto sobre Migración y Refugiados.
Su abandono del Pacto Migratorio es una renuncia al liderazgo y a ejercer el poder estructural de una potencia mientras a nivel global se vive la mayor crisis de migrantes y refugiados. Millones de personas han tenido que moverse o huir de su lugar de origen, no solamente para buscar mejores condiciones de vida, sino como un acto básico de supervivencia humana.
Con la Declaración de Nueva York sobre Migrantes y Refugiados, los líderes mundiales manifiestan la importancia y prioridad del tema migratorio, comprometiéndose a salvar vidas, proteger derechos y compartir la responsabilidad a escala mundial. Se trata de un instrumento no vinculante, que establece compromisos como apoyar a países que reciben y albergan refugiados, integrar a los migrantes en las comunidades que los reciben, combatir el racismo, xenofobia y discriminación contra los migrantes, y fortalecer los instrumentos de gobernanza global en temas de migración, entre otros.
Pensar que estos principios internacionales atentan contra la soberanía nacional y política migratoria de Estados Unidos resulta absurdo. Estos principios expresan los valores que Estados Unidos impulsó por décadas desde el siglo pasado. Sin embargo, su salida de este pacto no se puede entender si no recordamos que estamos viviendo en el mundo de la posverdad, en donde los hechos, el derecho, las costumbres e instituciones, al parecer, ya no interesan.
El regreso del aislacionismo es una gran irresponsabilidad que afecta a la comunidad global. Con muro o sin muro, con pacto o sin pacto, la migración continuará y empeorará si no cambian las situaciones que la detonan. Todo el mundo, en especial México, pagará un costo muy alto por las decisiones unilaterales de Trump en migración, que al final del día no hacen más que profundizar políticas fallidas que no han solucionado los problemas de fondo.
En fin, lo de Trump es: América primero, segundo, tercero y cuarto también: la política exterior del avestruz.
*Internacionalista del ITAM, maestra en Políticas Públicas Comparadas por Flacso.