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Opinión

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Sin freno

Dondequiera las políticas (fiscales o monetarias) expansivas tienen costos. El desempleo masivo en EU es resultado de excesos o errores previos.

En Estados Unidos 42% de los habitantes aprueba el trabajo del presidente Barack Obama (Gallup, 01/09-03/09 del 2011); en agosto del 2011 el porcentaje llegó a 38 (mínimo) mientras que en enero del 2009, a 69 (máximo). La cifra correspondiente a George W. Bush fue 49.4% (62.2 en el primer periodo y 36.5 en el segundo).

Las perspectivas económicas en Estados Unidos son malas. Según Gallup (01/09-03/09), únicamente 19% ve un panorama mejor.

A principios del 2009, la percepción fue más sombría; después cambió, pero en julio del 2011 regresó el pesimismo.

En ese entonces, el tema noticioso al que se le dio más cobertura y generó mayor interés fue el déficit público y la deuda (Pew Research Center, 19 de julio).

El déficit fiscal en Estados Unidos en el 2008 equivalió a 6.5% del Producto Interno Bruto (PIB), en el 2009 llegó a 12.7% y en el 2010 (según estimación del Fondo Monetario Internacional) y en el 2011 (pronóstico) a 10.3 y 9.9%, respectivamente.

Por eso la deuda (98.3% del PIB en el 2011 versus 71.2% en el 2008) empezó a preocupar. Pero según Paul Krugman ( The fatal distraction ), la obsesión por el déficit ha empeorado el desempleo.

En agosto pasado, la tasa de desempleo ajustada estacionalmente fue de 9.1% (7.8% en enero del 2009). El número de desempleados en el primer periodo de Bush fluctuó entre 6.0 y 9.3 millones; en el segundo, entre 6.7 y 11.3.

Con Obama este indicador ha estado entre 12.0 y 15.6 millones; en agosto del 2011 fue cercano a los 14 millones de personas sin un empleo.

Dondequiera, las políticas (fiscales o monetarias) expansivas tienen costos.

En 1999, Miguel Mancera, exbanquero central, expresó: A juzgar por lo que uno lee en los periódicos o sabe a través de otros medios de comunicación, se antoja pensar que muchos de los que hacen propuestas para la solución de los problemas del país estiman que el gobierno puede disponer de los recursos necesarios al efecto sin tener que restarlos de algún uso alternativo. No es de sorprender, entonces, que seamos testigos de las más disparatadas propuestas.

Con frecuencia las soluciones que parecen más persuasivas y atrayentes son en realidad las más falaces (…) la política monetaria excesivamente expansiva conducida durante la época de Burns-Nixon no fue el resultado de un simple error de cálculo, sino más bien un objetivo por motivos políticos para reducir el desempleo en el periodo previo a la elección de 1972.

Burns se resistió a aceptar las recomendaciones de política de Nixon, de pronto accedió en noviembre de 1971, después de recibir varias amenazas a la independencia de la Reserva Federal , leo en The political business cycle: new evidence from the Nixon tapes (abril del 2011).

Richard Nixon manipuló a Arthur Burns (su amigo y partidario), a quien nombró Presidente de la Reserva Federal en 1970.

Nixon entendía los riesgos de una política expansionista, pero aceptó los costos de largo plazo para la economía con el fin de lograr un beneficio político de corto plazo.

Paul A. Volcker, expresidente de la Reserva Federal, dijo hace muchos años: Los políticos siempre están tentados a gastar dinero en cosas para complacer a sus electores. Dejados sin freno, los políticos consideran que es difícil resistir las presiones porque hay, ciertamente, siempre mucho por hacer. El problema viene a la hora de pagar .

fnunez@eleconomista.com.mx

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