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Opinión

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La rebelión de los ofendidos

Eliseo Rosales Ávalos

¿Para qué quiero el mundo si pierdo el alma?

Las universidades han dejado de ser cajas de resonancia del pensamiento, sólo son botines políticos y económicos, dignos de ser saqueados por el gobiernos en turno. Ello explica las andanadas en contra de universidades púbicas.

Un nuevo fantasma recorre el mundo; es el fantasma de los ofendidos, el nobel movimiento aglutina amplias franjas de las población mundial, consciente o inconscientemente se han convertido en la ideología dominante.

Adultos-jóvenes de la segunda década del siglo XXI y otros no tan jóvenes (descolgados etariamente, chavorrucos de mente y alma) tienen una tendencia exacerbada a sentirse ofendidos a la mínima provocación.

Vivimos en un contexto cultural en el que pertenecer a una minoría te convierte en una persona moralmente superior. hemos implementado políticas de victimización que se han transformado en una forma de agradar y generar mayor empatía.

Hoy, la mayoría de los seres humanos no quiere progresar, no quiere prepararse, quiere ser víctima, ser parte de la generación de los ofendidos, sujetos independientes que viven en casa de mamá y quieren ayudas del estado, independencia, pensamiento crítico y confort colisionan en esta forma de pensar.

Ahora, se busca reescribir la historia, culpar de los crímenes del pasado a otros y ejercer un dominio absoluto del pasado, el presente y el futuro. Todo lo que vaya en contra de esa cruzada debe ser destruido.

Muchos en estas épocas para evitar problemas con la policía del pensamiento fingimos estar de acuerdo. Hoy disentir del pensamiento victimizante es exponerse al linchamiento electrónico: la mayoría tuitera condena sin piedad.

A falta de argumentos intelectuales serios, la sociedad, incluyendo la mexicana, se suma en una simpleza sin precedentes, un pensamiento maniqueo y único se apodera de las discusión pública. No hay lugar para el diálogo o estás con los ofendidos o eres malo, conservador, de derecha, corrupto, de la mafia del poder.

Las universidades han dejado de ser cajas de resonancia del pensamiento, sólo son botines políticos y económicos, dignos de ser saqueados por el gobierno en turno. Ello explica las andanadas contra universidades púbicas. La represión en contra de los espíritus libres es implacable.

Si el mundo fue algún día de los ricos o, del monstruo neoliberal, hoy pertenece a los ofendidos y a los grupos de presión que los controlan.

Querido lector, a fin de cuentas, tenemos los gobiernos que deseamos: fanáticos y oportunistas respaldados por el pensamiento de millones de ofendidos que los ungieron en las urnas y los protegen en las encuestas.

Twitter: @ErosalesA

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Eliseo Rosales Ávalos

Politólogo y abogado, académico, columnista, presidente de ciudadanos sin partido y orgulloso mexicano.

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