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La popularidad de AMLO, ¿indestructible de cara a las siguientes elecciones?
Es curioso que AMLO cuanto más errores comete mejor está rankeado en las encuestas. Por lo que he leído, parece que Morena va a mantener la mayoría en la Cámara de Diputados, al menos con el apoyo de los dos partidos con los que tiene alianza: el Partido Verde y el Partido del Trabajo, más lo que pueda sumar Encuentro Social. Los partidos de oposición están perdidos y presentándose como la respuesta AntiAMLO, pero sin discurso propio.
Porque inclusive un observador imparcial, si eso existiera, podría señalar los errores garrafales que ha realizado nuestro presidente, que en algún otro país civilizado hubieran sido motivo por lo menos para una moción de censura: medio millón de muertos -peor que en las épocas más trágicas de la Revolución Mexicana-, muchas de ellas salvables, motivadas por un manejo irresponsable y criminal de la pandemia; el desmonte de las pocas políticas sociales que existían del “ancien régime”: las estancias infantiles, los refugios para mujeres y los programas de apoyo a mujeres con enfermedades; la escasez -por primera vez desde que tengo sentido de la realidad- de medicinas para atender enfermos de cáncer; 35,000 muertos por el crimen organizado, el más violento que conoce la historia; la cancelación del aeropuerto, con un costo superior a los 300 mil millones de muertos; la destrucción o eliminación de algunos organismos reguladores, o su debilitamiento, como el INE, la Comisión Reguladora de Energía, la Cofece, el IFT, el INAI, las universidades públicas -a las que les quiere quitar su autonomía-, la persecución de brujas enemigas al régimen mediante la utilización perversa de la Unidad de Inteligencia Financiera a cargo de Santiago Nieto para congelar cuentas a los enemigos al régimen; la Ley de Extinción de Dominio; el aumento de delitos sin derecho a fianza; la condena desde el púlpito de las mañaneras a los periodistas que se oponen a la 4T Transformación; destinar presupuesto que hace falta para otros deberes para estadios de beisbol; el pésimo manejo de la pandemia; la militarización del país, regalándole a ese cuerpo colegiado negocios, como las aduanas, la construcción de aeropuertos y de trenes, los cajeros automáticos del Banco del Bienestar, la creación y militarización de la Guardia Nacional; la desaparición del Seguro Popular; decrecimientos del PIB de -0.1% y de 8.5% en los dos primeros años de su gobierno, cerca de 10 millones más de nuevos pobres; la pérdida de autonomía del Coneval; el reciente accidente del Tren de la Línea 12 con 26 muertos y cerca de 70 heridos…
Y podríamos seguirle, pero lo evitamos en aras de evitar más desgracias a los lectores. Lo que llama la atención es que efectivamente López Obrador parece indestructible. Cuanto peor lo hace, más apoyo recibe; lo contrario al comportamiento normal en una sana democracia. ¿Cuál es su receta? Que el hombre es un gran manejador de símbolos y de la comunicación; que sabe vender los errores como aciertos, su discurso moral de que todas las calamidades son necesarias para que los fifís y la mafia del poder es necesaria para avanzar en la 4T; de que es necesario destruir para construir; su capacidad de absorber a enemigos a cambio de hueso; su capacidad de desmantelamiento de la oposición, que está más perdida que Alicia en el País de las Maravillas; su capacidad para volver a la presidencia imperial desmantelando instituciones y otorgando favores, consiguiendo, en palabras de Alejandro Zárate, que México se haya convertido en el país de un solo hombre.
Como decía Aguilar Camín si subió democráticamente, hay que sacarlo por la vía democrática. Ello exige ir a votar el 6 de julio a la ciudadanía responsable, si no quieren que no haya posibilidad de dar marcha atrás en el modelo tropical de la 4T. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, como dijo atinadamente Lord Acton.