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Opinión

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Hacia el código de ?ética del economista

En nuestro encuentro anterior platicamos sobre el Reporte de Competitividad Global 2015-2016 elaborado por el World Economic Forum (WEF). En éste, México se ubicó en la posición 57 de 140 países evaluados, logrando un avance marginal de cuatro escaños respecto del año pasado. Sin embargo, el informe destaca que nuestro país tiene un grave problema con el desvío de fondos públicos y por ende la sociedad no confía en los políticos; que hay una enorme percepción de favoritismo en las decisiones de los funcionarios del gobierno, lo que ahuyenta y desincentiva a las inversiones, y asevera que el factor más problemático en México para hacer negocios es la corrupción, la burocracia gubernamental, crimen y robo y las cargas impositivas.

En corrupción ocupamos el lugar 121, muy lejos de los tres países menos corruptos: Singapur, Finlandia y Nueva Zelanda; incluso en peor situación que Guatemala, Perú, El Salvador o Rusia. También en el Índice de Percepción de la Corrupción 2014, elaborado por Transparencia Internacional, México se ubicó en la posición 103 de 174 países.

Ser un país corrupto tiene implicaciones económicas severas. El WEF estima que un país corrupto deja de crecer 2% anual, pero el Banco Mundial, Forbes y el CEESP consideran los costos entre 9 y 10% del PIB. Un estudio realizado por el Imco calcula que en promedio una persona paga 165 pesos al día por actos de corrupción. A nivel agregado, la corrupción cuesta 890,000 millones de pesos; es decir, más de ocho veces el presupuesto que se le asignará a la Sedesol en el 2016.

La corrupción afecta las inversiones, y en consecuencia no despega el crecimiento económico. Estudios realizados por el FMI revelan que un país con altos índices de corrupción tiene 5% menor inversión al año. En el 2011, México recibía 70% de los flujos que salían de otros países, pero por la corrupción e inseguridad en el 2014 recibió sólo 29% de dichos flujos.

Si pensamos que la corrupción sólo tiene efectos a nivel macro, estamos equivocados. Según Transparencia Mexicana, 14% del ingreso promedio anual de los hogares es destinado a pagos extraoficiales. Las empresas no están exentas de este problema; de acuerdo con Ernst & Young, las empresas pierden 5% en ventas anuales.

A pesar de que el gasto relacionado a acciones de combate a la corrupción se ha duplicado del 2004 a la fecha, México en ese mismo periodo perdió 40 lugares en el Índice de Percepción de la Corrupción. Nuestra teoría es que los mecanismos de rendición de cuentas y la mayor transparencia no necesariamente han contribuido a mejorar la percepción, pero sí han logrado hacer más visible la corrupción que ya existía en el país.

Y para ello, la propuesta de los economistas de este país es corregir desde la raíz. Esto implica tres principios para el México posible: 1) orden, desde las finanzas públicas hasta el Estado de Derecho; 2) un México con menor desigualdad, México está sumido en la región más desigual del mundo, Latinoamérica, y es el país con los salarios mínimos más bajos de la OCDE, superado por países como Chile y Turquía, y 3) cero tolerancia a la corrupción. Pero estos tres principios sólo funcionarían si su base y sustento fueran los valores y la ética.

Por ello, hoy tenemos el compromiso de construir un código de ética, el cual sea promovido por las 67 escuelas de Economía de este país y que puedan jurar de forma voluntaria los cientos de economistas que egresan cada año; y mismo que en las distintas disciplinas relacionadas con la ciencia económica siempre prevalezca el compromiso de actuar con absoluta integridad y sin caer en actos de corrupción, conscientes de que nuestras decisiones como profesionales de la Economía impactan la vida de muchos y, en algunos casos, las de millones de mexicanos. ¡Hasta nuestro próximo encuentro!

@PerezSoraya

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