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Francois Jacob o la ignorancia como virtud
Estoy un tanto avergonzado, como representante de un medio de comunicación que se ocupa -casi a diario- de dar noticias científicas, por no haber dado cuenta con oportunidad de la muerte de uno de los grandes pioneros de la impresionante Biología moderna: Francois Jacob.
Las agencias noticiosas hicieron mucho escándalo, y nosotros eco de él, cuando murió el creador de la fertilización in vitro, con fotos de bebés de probeta y todo. Pero a Jacob, quien murió el pasado 19 de abril, le debemos mucho más, tanto desde el punto de vista científico como del médico, y no lo homenajeamos.
Francois Jacob (nacido en junio de 1920) era el más joven de los tres integrantes del Instituto Pasteur que obtuvieron el premio Nobel en 1965. Los otros dos eran Andre Lwoff (1902-1994) y Jaques Monod (1910-1976).
Ignoro qué tantos homenajes se hicieron a Lwoff y Monod cuando murieron, pero creo que, si fueron pocos, a ninguno de los tres les hubiera molestado, se podría decir que estaban acostumbrados a ser poco notables.
Lwoff era el más viejo y, quien contrató a los otros dos para trabajar en el Pasteur, donde compartían un ático. Así le decían pero, aunque sin duda no estaba en una de las zonas principales del edificio, tampoco era un lugar pequeño pues cabía el grupo de investigación que revolucionaría la biología, personas y equipo.
Cuando nos dieron el Nobel fue una sorpresa para todos recuerda Jacob en una entrevista en el sitio de nobelprize.org-. No éramos muy conocidos en Francia ni en el Instituto Pasteur pues la mayoría de nuestros estudiantes venían de Inglaterra o de América .
Y Jacob era probablemente el más humilde de los tres, ya que en realidad él quería ser médico cirujano, pero sus heridas de guerra (a causa de una bomba) se lo impidieron. Ya mayor, le quedó la investigación biológica como segunda opción y admitió que tuvo una gran suerte de llegar a un lugar donde se estaba gestando tal revolución (la Biología cambiaba sus conceptos y se acercaba a la Química y la Física) que era un momento extraño en el que la ignorancia se podía convertir en una virtud , la única que él entonces creía tener.
Pero, qué hicieron en ese ático esos tres oscuros investigadores. Si James Watson, Francis Crick y la siempre ignorada pero no menos meritoria Rosalind Franklin descubrieron a estructura del ADN, Jacob, Monod y Lwoff descubrieron cómo la información contenida en el ADN se convertía en proteínas y los principios que regulan esa traducción de la información , establecieron la existencia de, por ejemplo, del ARN mensajero y el concepto de operón (la unidad de ADN que incluye al gen y sus mecanismos de regulación). Es decir, fueron los padres de la genética contemporánea o biología molecular.
En la misma entrevista, Jacob describe a sus dos colegas: Lwoff iba de tema en tema resolviendo enigmas; Monod profundizó todo lo que pudo en su tema limando todas sus aristas y llegó incluso a la filosofía del mismo con el libro El azar y al necesidad (bastante cuestionado por los, digamos, filósofos de carrera).
El mérito particular de Jacob, según le reconocieron sus colegas, es que era el conceptualizador , el que imaginaba qué podía estar sucediendo y cómo podían estar funcionando las cosas adentro de las células a partir de los números y observaciones de los resultados experimentales. Tal vez porque era el más joven, el más inexperto e ignorante era el que se animaba a hacer las conjeturas más aventuradas.
Él cuenta que a la salida de un cine, en julio de 1958, mientras caminaba de regreso a casa le dijo a su esposa Lise: Creo que acabo de pensar algo importante . Más tarde escribió que había tenido un atisbo de la verdadera esencia de las cosas , de cómo funcionaban los genes para hacer posible la vida.
No. No he podido averiguar qué película vieron Francois y Lise.
Tras sus logros con las bacterias y los virus que les dieron el Nobel a él y sus colegas, decidió dedicarse a células más grandes, más similares a las humanas. Y decidió que los ratones eran ideales. Ahora se sabe, pero bien lo intuyó él, que la genética de estos roedores es muy parecida a la de los humanos y es el modelo que se usa en todo el mundo. Aunque ante eso, supongo, ya no podía decir que fue por ignorancia .
Por cierto, en la foto, donde están los tres, Jacob está a la izquierda, Monod al centro y Lwoff a la derecha.