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Amor e ingresos
Las recesiones son buenas... para los economistas. La crisis financiera reciente ha generado muchos miles de artículos académicos.
Las recesiones son buenas para los economistas y otros estudiosos. Dan mucha tela de dónde cortar.
En 1979, el sismólogo Cinna Lomnitz, exalumno de Charles Richter, estuvo en California, cuando sonaron las campanillas del laboratorio: acababa de registrarse un importante temblor en el Valle Imperial, junto a la frontera mexicana. Al poco rato llegó Richter. Entró sonriendo, frotándose las manos y murmurando para sus adentros: Business is good (Comunidad Conacyt, marzo de 1980).
En el 2011, Angus Deaton (Princeton) afirmó algo parecido: La crisis dañó a muchos, pero es una bendición para los investigadores del bienestar subjetivo, a quienes ofreció una oportunidad sin precedentes para examinar cómo estos acontecimientos afectaron les niveles de vida, las experiencias emocionales y las evaluaciones de la vida de quienes los sobrevivieron (Oxford Economic Papers). Se refería a la crisis que comenzó en Estados Unidos en el 2008.
Deaton analizó el Gallup-Healthways Well-Being Index (basado en una encuesta diaria a 1,000 adultos en Estados Unidos) desde el 2 de enero del 2008 hasta el 29 de diciembre del 2010 y encontró que ese índice se movió como el del mercado de valores. No obstante, concluyó: En un mundo de pan y circo, medidas como la felicidad, que son sensibles a lo efímero y son afectadas más por la llegada del Día de San Valentín que por la duplicación del desempleo, captan el circo, pero no el pan . En otras palabras, como la felicidad personal no proviene únicamente del amor, sino también del ingreso, deberemos seguir la evolución de una de sus fuentes: el empleo.
Si alguien tuviera una beca para leer lo que se difunde acerca de esa crisis, no le alcanzaría el tiempo.
El domingo pasado, en una base de datos (Academic Search Complete) había 11,729 artículos de revistas académicas con texto completo, correspondientes al periodo comprendido entre enero del 2008 y noviembre del 2011, clasificados en el tema de crisis financieras; uno es A formula for economic calamity (Scientific American, noviembre de 2011). Si la búsqueda se restringe (Business Source Complete), el número es 6,871.
De acuerdo con información de la página de Internet Amazon.com, hay muchos libros con el mismo tema. Algunos ejemplos son: The great financial crisis: causes and consequences (2009), What the hell is going on with the Greek financial crisis (2011) y The financial crisis inquiry report, authorized edition: final report of the National Commission on the Causes of the Financial and Economic Crisis in the United States (2011).
Otro ejemplo en la misma línea es: This time is different: eight centuries of financial folly (2011), cuyo anticipo puede consultarse en en http://www.nber.org/~wbuiter/cr1.pdf. Los autores de esta última obra son Carmen M. Reinhart (Maryland) y Kenneth G. Rogoff (Harvard).
Recientemente, Rogoff fue interrogado en relación con el final de la crisis: ¿Qué indicadores señalarían que finalmente estamos comenzando a salir de esto? .
Rogoff contestó: El crecimiento del empleo y el desempleo. No espero que el desempleo vuelva a 4 o 4.5 por ciento. Ese nivel nunca fue normal. Lo más probable es que, cuando todo esto haya pasado, el desempleo estará en 6.5 o 7 por ciento. Hasta que no veamos que el desempleo baje a esta tasa, las cosas seguirán siendo precarias. Sin embargo, debo señalar que la medida más confiable no es el desempleo, sino el empleo (McKinsey Quarterly, octubre del 2011).
fnunez@eleconomista.com.mx