El presidente debería entender. No hay oposición entre que el Banco de México siga “vigilando la inflación” y que las tasas de interés sean más bajas.
El presidente López Obrador no ha caído en la cuenta del vínculo causal entre su retórica confrontativa y la desaceleración de la economía nacional. La semana pasada la arremetida fue contra el Fondo Monetario Internacional, y a principios de la presente los blancos resultaron el banco de inversión J.P. Morgan y el Banco de México (Banxico). Aquel, por señalar que “la recesión técnica de la economía mexicana parece inevitable”, y nuestro banco por no permitir que las tasas de interés sean mas bajas “para impulsar la economía”.
Lo primero a destacar de la intromisión de AMLO contra el Banxico es la contradicción. Desde su toma de posesión, López Obrador proclamó que respetaría la autonomía del Banxico, y ahora le pide que baje las tasas de interés, sin cobrar conciencia de que esa petición implica precisamente lo contrario a respetar la independencia de tan importante institución del Estado mexicano. Ya nada más faltaba que, al igual que a J.P. Morgan, también le endilgara los calificativos de “conservadores” y “nostálgicos del neoliberalismo”. Pero lo más importante es destacar la incongruencia de esa petición. El presidente debería entender que no hay oposición entre que el Banxico siga “vigilando la inflación” y que las tasas de interés sean mas bajas. De hecho, la lucha contra la inflación es precisamente para que las tasas de interés sean lo más bajas posible y de manera sostenida.
En ocasiones, las tasas de interés tienen que ser más altas en la coyuntura para que hacia adelante puedan ser más bajas en los plazos mediano y largo. A mayor abundamiento: si en una coyuntura como la presente, con presiones alcistas visibles y expectativas de inflación insuficientemente ancladas, el banco central se empeñara en bajar las tasas de interés a contrapelo, éstas resultarían a la postre más elevadas, tanto en términos nominales como reales. Eso es lo que ha estado intentando en tiempos recientes Banxico: sofocar las presiones alcistas con la finalidad de anclar las expectativas de inflación a manera de que, hacia adelante, se alcance el desiderátum compartido por todos de que las tasas de interés bajen de manera permanente y sostenida. Al contrario, si en aras de bajar artificialmente las tasas de interés el banco central descuidara su lucha contra la inflación, los más perjudicados serían los segmentos mayoritarios de la población.