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¿Ingenuidad?

El viernes y sábado pasados se reunieron en Gyeongju Corea, las autoridades financieras de las 20 economías más importantes del mundo con el propósito de preparar la agenda para la Cumbre del G-20 que se celebrará en Seúl en noviembre.

El viernes y sábado pasados se reunieron en Gyeongju Corea, las autoridades financieras de las 20 economías más importantes del mundo con el propósito de preparar la agenda para la Cumbre del G-20 que se celebrará en Seúl en noviembre. Por supuesto el tema fundamental fue la manipulación de las monedas por parte de algunas economías emergentes y su impacto sobre la actividad económica global.

De acuerdo con el comunicado del G-20, los países miembros del grupo se comprometieron a poner fin a las devaluaciones competitivas, término que se usa para identificar las monedas que se mantienen artificialmente débiles y con lo que se busca incrementar la competitividad de las exportaciones, y controlar los desequilibrios de las cuentas externas.

De esta forma, al evitarse una guerra de divisas se promovería un comercio internacional más equitativo y un crecimiento global más equilibrado.

Hasta aquí las cosas suenan bien, pero cabría preguntarse qué les hace pensar a los países desarrollados, principalmente a Estados Unidos, que las economías emergentes van a sacrificar su desarrollo en aras de que ellos crezcan más; por qué tendrían que favorecer un mayor crecimiento de Estados Unidos cuando ellos detonaron la crisis económica mundial; por qué los países emergentes tendrían que dejar pasar su momento como protagonistas del nuevo concierto económico global.

Los países desarrollados han mostrado grandes limitaciones para reactivar sus economías, por lo que han llevado a un extremo históricamente bajo el nivel de sus tasas de interés y esto a su ves propició precisamente que los flujos de capital buscaran destinos de inversión más rentables, es decir, la mayor fortaleza que se observa en las monedas emergentes es consecuencia de la aplicación de una política monetaria altamente laxa por parte de las economías avanzadas, por lo que las medidas adoptadas por los países emergentes para evitar una sobrevaluación de sus monedas debe entenderse como un mecanismo que busca blindar a sus economías y evitar una desaceleración pronunciada de la actividad productiva.

Por supuesto que bajo condiciones normales, mantener un tipo de cambio artificialmente débil va en contra de las leyes del libre mercado, pero en los últimos dos años se han vivido justamente condiciones anormales que han derivado en la instrumentación por parte de prácticamente todos los países del mundo de múltiples medidas que van en contra del libre mercado, por qué satanizar entonces que las economías emergentes ahora busquen aprovechar la coyuntura para crecer más, generar más empleos y corregir los fuertes rezagos sociales que vienen arrastrando ancestralmente.

Las posiciones de las economías avanzadas y las emergentes seguramente cambiarán en el discurso, pero en la práctica el manejo de la política cambiara seguirá igual.

El Secretario del Tesoro de Estados Unidos ha dicho hasta el cansancio que la política China de comprar dólares para sostener la cotización del yuan está distorsionando el mercado global de divisas y el Fondo Monetario Internacional en su última reunión indicó que los países emergentes están favoreciendo una depreciación artificial de sus monedas para promover un mayor crecimiento económico, lo que podría llevar a la implantación de medidas proteccionistas.

La realidad es que seguiremos viendo que los países emergentes adoptan medidas para mantener el ritmo de crecimiento de sus exportaciones. Tailandia está considerando establecer un impuesto de 15% a extranjeros que inviertan en bonos locales con el fin de frenar la fuerte apreciación del baht y Brasil aumentó de 4 a 6% el Impuesto a las Operaciones Financieras.

Las declaraciones del Presidente de Brasil reflejan lo que será el proceder de los países emergentes. De acuerdo con el presidente Lula, el gobierno no escatimará esfuerzos para evitar que el real siga apreciándose respecto al dólar e insistió tomaremos tantas medidas como sean necesarias . Así las cosas, parecería que las economías avanzadas pecan de ingenuidad.

*Manuel Guzmán M. es economista en Jefe de Ixe Grupo Financiero. Su opinión no representa necesariamente la posición de la institución.

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