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Turismo verde en acción: El camino del Mayab y su impacto comunitario

Explorando cómo El Camino del Mayab transforma el turismo en el estado de Yucatán con prácticas sostenibles y comunitarias

Vista del sendero El Camino del Mayab, donde la naturaleza y la cultura yucateca se entrelazan en armonía.

Vista del sendero El Camino del Mayab, donde la naturaleza y la cultura yucateca se entrelazan en armonía.Shutterstock

El Camino del Mayab no es solo un sendero, es un catalizador para el cambio sostenible en Yucatán, según Alberto Gutiérrez, cofundador de EcoGuerreros. Este proyecto pionero, que abarca más de 100 km, es un ejemplo brillante de cómo el turismo puede beneficiar tanto al medio ambiente como a las comunidades locales. 

A través de la integración de saberes tradicionales y prácticas ecológicas, este sendero fomenta un turismo que respeta profundamente la riqueza biocultural de la región.

En entrevista con El Economista, Gutiérrez explicó que desde su concepción, El Camino del Mayab ha sido una respuesta innovadora a los desafíos socioeconómicos y climáticos que enfrenta México. 

“El proyecto no solo promueve la unión entre las personas y la naturaleza, sino que también crea un fuerte sentido de comunidad entre las diversas culturas que coexisten en Yucatán”.

El cofundador de EcoGuerreros, destacó la importancia de esta unión como fundamento del proyecto, que ha reconfigurado la dinámica local con el turismo, transformándola en una relación simbiótica y sustentable.

Proyecto

Una clave del éxito del proyecto ha sido su enfoque en la conservación ambiental y el bajo impacto en el ecosistema. Se han establecido prácticas como la creación de un mecanismo de conservación voluntaria, que protege más de 4,000 hectáreas de selva, y el diseño de senderos que minimizan la perturbación ambiental. 

Además, se han implementado normativas estrictas para la protección de los cenotes y áreas naturales, asegurando su preservación a largo plazo. Explicó que, los senderos del Camino del Mayab están diseñados para integrarse con el entorno natural sin alterar significativamente los ecosistemas. 

Esto incluye:

Uso de rutas preexistentes, como antiguos caminos de haciendas, para evitar la deforestación.

Señalización respetuosa que no afecta el paisaje natural ni genera residuos visuales.

“Las comunidades locales están profundamente involucradas en el proyecto, gestionando actividades como la apicultura y la ganadería responsable. Estas actividades no sólo proporcionan beneficios económicos directos, sino que también fortalecen la autonomía y la sostenibilidad de las comunidades”, dijo. 

Gutiérrez mencionó que el 70% de los ingresos generados se reinvierten localmente, promoviendo un desarrollo regional cohesivo y sostenido. “El Camino del Mayab es también una plataforma educativa, donde se imparten talleres sobre biodiversidad y sostenibilidad. Este enfoque educativo amplía la conciencia sobre la conservación y promueve prácticas responsables entre los turistas y la comunidad”, concluyó Gutiérrez.

Coordinadora de Operación Editorial de Suplementos y Ediciones Especiales de El Economista. Licenciada en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Estudió una especialización en Periodismo Económico en la Universidad de Miami, auspiciada por la Fundación Reuters. Ganadora del premio por la "destacada cobertura en finanzas verdes", entregado por la BMV y el Consejo Consultivo de Finanzas Verdes. Ha sido analista de mercados, editora de finanzas y creadora de ranking de negocios, responsabilidad social y mercados, y ha trabajado en la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, Reforma, Excélsior, Mundo Ejecutivo, Expansión, Fortuna, Infosel y Economática.

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