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En Arabia Saudita la vida puede valer un Da Vinci
Los cuatro hijos del periodista asesinado, posiblemente por el príncipe heredero, han recibido casas y dinero a cambio de guardar silencio.

Foto: AP
Washington. Los hijos del periodista saudí asesinado, Jamal Khashoggi, recibieron casas con valor superior a 1 millón de dólares y pagos mensuales de cinco dígitos como compensación por el crimen cometido en contra de su padre.
Jamal Khashoggi fue asesinado en el interior del consulado saudí en Estambul el pasado 2 de julio. Le sobreviven cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres. Cada uno de ellos pudo haber recibido pagos equivalentes a decenas de millones de dólares, como parte de una negociación a la que se le podría reconocer como dinero de sangre. Lo anterior fue reconocido por un grupo de funcionarios y personas cercanas al caso, a condición de permanecer en el anonimato.
Los hermanos Khashoggi se han abstenido de criticar con dureza al príncipe Mohamed bin Salman, señalado por Turquía y agencias secretas de Estados Unidos como el autor intelectual del crimen, a pesar de la indignación global y condena generalizada en contra del heredero al trono saudí.
La entrega de casas y los pagos mensuales de 10,000 dólares o más a cada uno de los hijos del periodista fueron aprobados a fines del año pasado por el rey Salman bin Abdulaziz, como parte de lo que un exfuncionario describió como un reconocimiento de que “se cometió una gran injusticia”.
La familia real confía en que su riqueza puede ayudar a contener las consecuencias del asesinato y desmembramiento del destacado periodista saudí que colaboraba en The Washington Post. Los artículos de Khashoggi siempre contenían duras críticas en contra del reino.
“Tal apoyo es parte de nuestra costumbre y cultura”, dijo un funcionario. Cada uno de los hijos de Khashoggi recibió casas en Jeddah, ciudad saudí a la orilla del mar Rojo, con valor de hasta 4 millones de dólares.
Salah es el único hijo de Khashoggi que tiene la intención de continuar viviendo en Arabia Saudita. Los otros residen en Estados Unidos, y se espera que vendan sus nuevas propiedades sauditas.
Una foto grotesca
Salah ha sido el responsable de negociar con el reino las compensaciones financieras. El pasado lunes, The Washington Post se comunicó con él vía telefónica, pero se negó a dar comentarios sobre el tema.
En octubre, el gobierno de Arabia Saudita publicó fotos de Salah dándole la mano al príncipe Mohammed bin Salman, una imagen que provocó sorpresa en el mundo entero, pero que a la postre explica que la negociación de la familia con el rey Salman estaba en marcha.
Las dos hijas del escritor, Noha Khashoggi y Razan Jamal Khashoggi, publicaron el año pasado un artículo en The Washington Post, en el que detallan el ánimo y la esperanza de cambio que tenía su padre. Sin embargo, matizaron que “no era un disidente” y tampoco acusaron al príncipe heredero o a otros funcionarios saudíes de ser culpables de su muerte.
Noha no respondió a The Washington Post una solicitud de comentarios, y Razan no pudo ser contactada.
Un posible calendario de pagos sería para los hermanos Khashoggi un incentivo financiero a largo plazo para guardar silencio ante la prensa, incluso cuando las organizaciones de derechos humanos y los críticos de Arabia Saudita continúen exigiendo la responsabilidad del reino.
El editor de The Washington Post, Fred Ryan, escribió el pasado lunes que los saudíes “han elegido una estrategia de evasión” y que “han buscado chivos expiatorios entre funcionarios de menor nivel a través de un juicio falso para sofocar el furor internacional sobre el caso”.
El segundo hijo de Khashoggi, Abdullah, declinó hacer comentarios. William Taylor, un abogado de Washington que ha representado a la familia, también se negó a discutir sobre cualquier tipo de compensación que la familia haya recibido.
Por parte del reino saudí, las negociaciones con la familia del periodista han sido encabezadas por el embajador saliente de Arabia Saudita en Estados Unidos, Khalid bin Salman, hermano del príncipe heredero. Como se ve, la confianza queda en familia.
Tal vez sí, tal vez no
La CIA concluyó con “confianza entre media a alta” que Mohammed había ordenado el asesinato de Khashoggi, pero el presidente Trump se ha negado a aceptar ese veredicto sobre un aliado cercano. Dijo: “Tal vez lo hizo, tal vez no”.
Funcionarios saudíes han negado enérgicamente cualquier responsabilidad del príncipe Mohammed con el horrible suceso, calificando el asesinato como una operación deshonesta llevada a cabo por un equipo que tenía la intención de sólo someter a Khashoggi y llevarlo de regreso a Riad, pero que a raíz de un pleito en el interior del consulado, miembros del equipo lo mataron. Khashoggi había ido a las instalaciones diplomáticas para tramitar documentos para casarse.
Las agencias de inteligencia de Estados Unidos, al analizar el material de espionaje obtenido por Turquía, concluyeron que Khashoggi fue estrangulado o asfixiado.
Al día de hoy, funcionarios sauditas no han revelado en dónde están los restos de Khashoggi. Se cree que lo desmembraron. Los funcionarios que han escuchado el audio de la operación dijeron que la voz de uno de los que interviene tiene experiencia en el trabajo forense, y les pide a otros agentes que toquen música a todo volumen para cubrir el sonido de un dispositivo eléctrico.
Las autoridades sauditas han interrogado a 21 personas y condenando a pena de muerte a cinco agentes.
No está claro si los hijos tendrían que perdonar o absolver a los asesinos para cobrar los pagos.
Pocas semanas tras a la muerte de su padre, Abdullah Khashoggi dijo a uno de los asesores que trabajaban con la familia real que quería castigar al rey quedándose con una de las pinturas favoritas del príncipe. “Quiero el Da Vinci”, dijo Abdullah, refiriéndose a una pintura del maestro del Renacimiento por la cual el príncipe heredero pagó 450 millones de dólares en el 2017.
Auténtica traición.