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Geopolítica

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El terrorismo seduce a través de 8chan

En Estados Unidos, el FBI investiga sitios utilizados por Al Qaeda o el Estado Islámico con los que enganchan a adeptos, ¿por qué no lo hace con páginas supremacistas?

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Foto: ReutersFoto: Reuters

El acto terrorista ocurrido hace algunos días en una mezquita de Nueva Zelanda recibió una condena mundial. Al mismo tiempo, conocíamos que el terrorista había adelantado su plan en la plataforma 8chan, una especie de tablero de mensajes en línea. Algo más, fue en este sistema donde el autor de los crímenes pidió a los lectores que se sumaran a la masacre.

“¿A quién debo matar?”, escribió un mensaje anónimo. “Nunca he estado tan feliz. Estoy listo. Quiero pelear”.

Para expertos en el tema de extremismo en el ciberespacio, la estrategia utilizada por el terrorista australiano que atacó la mezquita es similar a la realizada por militantes islamistas que han usado la web durante mucho tiempo para movilizar a los seguidores e incitar a la violencia.

Su tono era inquietantemente similar. Era obvio que su objetivo no es implementar un califato, pero fue claro que se trató de un crimen realizado por un supremacista.

A medida que Facebook, YouTube y otras compañías tecnológicas se apresuraron a eliminar contener los sonidos y las imágenes del espantoso tiroteo, 8chan le ayudó sin restricciones a transmitir sus mensajes.

Las frecuentes conversaciones sobre violencia en la plataforma  8chan ha llevado a algunos expertos a pedir acciones más duras por parte de los gobiernos del mundo pues prácticamente hace las veces de un foro tipo yihadistas.

El propietario y los administradores de 8chan, que está registrada como propiedad de la compañía NT Technology con sede en Nevada, no respondieron a las múltiples solicitudes que hizo The Washington Post para conocer sus opiniones. Su actual propietario, Jim Watkins, un estadounidense que reside en Filipinas no respondió una solicitud de entrevista.

A través de su cuenta de Twitter, 8chan reveló el pasado sábado que “está colaborando con la policía en relación al reciente incidente en el que un terrorista usó muchos sitios web para publicitar su crimen”, y señaló que no haría más comentarios. La policía de Nueva Zelanda se negó a comentar si había contactado a 8chan.

El dilema sobre la dobla responsabilidad

A pesar de las amenazas de violencia racista y antimusulmana publicadas en 8chan queda claro que, con la excepción de casos extremos como la pornografía infantil, los sitios no son legal ni moralmente responsables del contenido que sus usuarios publican en ellos.

Las compañías de telecomunicaciones en Australia y Nueva Zelanda ya han dado el paso, pocas veces visto, de bloquear el acceso a internet por parte de 8chan y de algunos otros sitios. La presión pública también se orienta hacia otras compañías, incluidas algunas con sede en los Estados Unidos.

“Esto es terrorismo. No es diferente de lo que vemos en Isis”, dijo Joel Finkelstein, director ejecutivo del Network Contagion Research Institute, que, en asociación con la Liga Anti-Difamación, investiga las formas de propagación de ideas de odio a través de Internet. “Las plataformas son responsables si organizan y propagan el terror”.

¿Los supremacistas son terroristas?

Los expertos en terrorismo dicen que las agencias de inteligencia y de justicia de Estados Unidos se han mostrado renuentes a tratar a los supremacistas blancos y a los grupos de derecha como organizaciones terroristas porque, por lo general, aparecerían los propios estadounidenses entre sus filas, creando complejos problemas legales y políticos.

Facebook y Twitter bloquearon el contenido del ataque de supremacía blanca de Charlottesville en el 2017, un momento decisivo que provocó un debate sobre la censura.

“Nunca había visto a toda la junta directiva tan feliz por lo que acababa de suceder. 50 personas murieron y están en éxtasis total”, dijo el fundador de 8chan, Fredrick Brennan, quien dijo que dejó de ser administrador de la plataforma en el 2016 y dejó de trabajar en el sitio en diciembre pasado.

Brennan dijo que se sorprendió al ver lo poco que han hecho los administradores actuales para frenar las violentas amenazas, y expresó su remordimiento por haber creado un sitio que ahora se le conoce como uno de “los lugares más oscuros de Internet”.

Pero lo que más le preocupa es la difícil tarea de encontrar soluciones técnicas a este tipo de problemas que podrían socavar al ciberespacio como un lugar para ejercer la libertad de expresión.

“Internet en su conjunto no está hecho para ser censurada. Fue hecho para ser resiliente”, dijo Brennan. “Y mientras haya un contingente de personas a quienes les guste este contenido, nunca desaparecerá”.

Un movimiento de censura hacia 8chan chocaría con un principio clave de Internet, consagrado en una ley estadounidense histórica de 1996, que permite que Facebook, YouTube, Twitter y otros operen con la mínima interferencia del gobierno.

La Ley de Decencia en las Comunicaciones limita considerablemente la responsabilidad legal de las plataformas por el contenido que publican sus usuarios.

El caso de la aplicación 8chan después del tiroteo de la semana pasada ha renovado el debate sobre si la cultura libre de Internet ha ido demasiado lejos, y si los sitios que albergan comentarios sobre la violencia de la supremacía blanca deberían enfrentar la misma profundidad de escrutinio gubernamental que antes parecía reservada para salas de chat frecuentadas por miembros de células terroristas islamistas.

Las autoridades federales de los Estados Unidos, conscientes de las protecciones constitucionales para los derechos de libre expresión de los estadounidenses, han sido reacias a recopilar información entre los posibles terroristas nacionales de la misma manera que lo hacen entre los miembros de grupos terroristas extranjeros, dijo Clinton Watts, miembro principal del Instituto de Investigación de Política Exterior y ex experto en contraterrorismo del FBI.

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