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Geopolítica

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Bombas, hechas con ollas de presión y metralla

La inteligencia estadounidense estima que ollas de presión con piedras, clavos y otros metales habrían causado el fallecimiento de 3 personas y 130 heridos.

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Las bombas que provocaron daños terribles en una multitud de espectadores en el maratón de Boston podrían haber costado tan poco como 100 dólares y se hicieron de los ingredientes más comunes; tan ordinarios, que los investigadores podrían enfrentarse a un reto descomunal al tratar de utilizar técnicas forenses para encontrar al culpable.

Los investigadores revelaron ayer que los fragmentos recuperados en la escena del estallido sugieren un diseño simple: una olla de presión común, llena de explosivo y armada con un detonador simple.

Un ingrediente final: un puñado de balines, clavos y postas ayudaron a asegurar las bajas generalizadas cuando los dos dispositivos explotaron el lunes cerca de la meta de la carrera, de acuerdo con funcionarios de seguridad.

El diseño de los dispositivos fue inmediatamente reconocido por los expertos antiterroristas como un tipo preferido por Al-Qaeda para el uso de sus operativos en todo el mundo.

Sin embargo, la simplicidad de la bomba y los ingredientes complican la tarea de determinar si el fabricante fue un terrorista internacional, un extremista doméstico o un ciudadano rencoroso, afirmaron investigadores y expertos.

El diseño simple de las bombas podría implicar que el fabricante era un aficionado, incapaz de adquirir materiales más sofisticados, afirmaron investigadores y expertos forenses. Pero también indicaron podría ser el trabajo de un fabricante de bombas sofisticadas que tuvo mucho cuidado para cubrir sus huellas.

Lo que parecía seguro era que las bombas desataron una fuerza explosiva relativamente modesta, en comparación con los artefactos improvisados o bombas suicidas más letales de Irak o Afganistán. Sin embargo, las explosiones fueron lo suficientemente potentes como para hacer añicos las ventanas y amputar los miembros de los espectadores.

El hecho de que las bombas no fueran lo suficientemente potentes como para dejar cráteres en la acera o causar daños estructurales en los edificios cercanos sugiere para algunos investigadores que se usó un explosivo común como pólvora, en lugar explosivo plástico. La pólvora se vende comúnmente en tiendas de artículos deportivos y tiendas de descuento.

Ron Walls, director de Emergencias en el Hospital Brigham, expuso que tres víctimas tenían tres objetos, tipo balín, incrustados en su tejido muscular debido a la explosión de las bombas. Uno de los tres también tenía una docena de clavos de media pulgada incrustados en la piel. Un cuarto individuo tenía un solo clavo alojado en su cuerpo.

Entre los muertos se encontraba un niño de 8 años de edad, quien fue identificado como Richard Martin. Él y su familia veían la carrera cerca de la línea de meta, en un rito anual para miles de familias de Boston. La madre de Martin y una hermana resultaron gravemente heridas en la explosión.

GALERÍA: Maratón de Boston acaba en tragedia

nlb

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