Lectura 3:00 min
10 años de cárcel, a jefe australiano de Rio Tinto
Stern Hu, quien era responsable de la oficina de Rio Tinto en Shanghai, fue condenado por corrupción y espionaje industrial a 10 años de cárcel, junto a tres ejecutivos chinos.

Pekín.- El jefe australiano de la minera Rio Tinto fue condenado en Shanghai por corrupción y espionaje industrial a 10 años de cárcel, junto a tres ejecutivos chinos cuyas penas oscilaron entre los 7 y 14 años, lo que fue inmediatamente criticado por el gobierno de Australia.
El ejecutivo australiano condenado, Stern Hu, era responsable de la oficina de Rio Tinto en Shanghai. Sus colaboradores chinos Wang Yong, Ge Minqiang et Liu Caikui fueron condenados respectivamente a 14, 8 y 7 años de prisión.
"Desde todos los puntos de vista, es una decisión muy dura. Es un juicio muy severo según los criterios del sistema judicial australiano", declaró poco después de anunciarse la sentencia el ministro australiano de Relaciones Exteriores, Stephen Smith.
El juicio dejó "serios interrogantes
Smith consideró asimismo que el juicio dejó "serios interrogantes sin respuesta" en lo relativo a los cargos por espionaje industrial. El gobierno australiano afirmó sin embargo que el veredicto no dañará sus vínculos con China.
Los cuatro acusados fueron detenidos en julio, en un momento en que las negociaciones entre las acererías chinas y los gigantes mineros sobre el precio del hierro para el próximo año estaban estancadas.
Hu colaboró con la policía y la justicia y se declaró culpable de corrupción, al reconocer haber cobrado más de 900,000 dólares en sobornos.
Según sus abogados, los otros 3 acusados también se declararon culpables de corrupción, aunque no admitieron algunas acusaciones, en especial el importe de los sobornos cobrados.
Los corruptores fueron grandes grupos chinos como Sinochem International, Laigang y Shougang, según el tribunal, pero también pequeñas sociedades que deseaban asegurarse el suministro en minerales.
Secretos comerciales
Rio Tinto calificó de "deplorable" el comportamiento de sus empleados sentenciados, a los que despidió de sus cargos horas después de que se anunciaran las condenas.
Solamente uno de los acusados admitió el robo de secretos comerciales, durante las audiencias a puerta cerrada dedicadas a esta parte de las acusaciones. A dichas audiencias ni siquiera pudo asistir un representante consular australiano, indicó la semana pasada uno de los abogados.
Esta decisión de "excluir al cónsul australiano viola la propia ley vigente en China, que desde 1995 obliga a los tribunales a aceptar la presencia de una representación consular incluso en los juicios cerrados al público", escribió el experto en temas jurídicos chinos Jerome Cohen, profesor de la Universidad de Nueva York. El artículo fue firmado asimismo por Yu-Jie Chen, experto del US Asia Law Institute.
Según el tribunal chino, entre los secretos comerciales figuraban los memorándums de las reuniones de la CISA, la Asociación china del hierro y el acero, e informaciones relativas a una reducción de la producción de la empresa metalúrgica Shougang.
La divulgación de esos secretos le habría costado más de 1,000 millones de yuanes a Shougang (110 millones de euros, 147 millones de dólares).