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¿Es posible alimentar saludablemente a 9,600 millones de humanos que habitarán la Tierra en el 2050?

El mayor reto, según los investigadpres, es el cambio de hábitos y la complejidad social de la transición. El mundo debe integrar una adopción total de la Dieta de Salud Planetaria, la reducción a la mitad del desperdicio y prácticas agrícolas sostenibles, sostiene el informe.

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La Comisión EAT–Lancet presentó su informe en la Academia de Medicina, urgiendo a la adoptación de una dieta más sana y sostenible, mientras que en México persisten inseguridad alimentaria y desigualdades. foto ee: especial

Nelly Toche

¿Es posible alimentar de forma saludable a 9,600 millones de humanos que habitarán la Tierra en el 2050? La respuesta corta es sí, pero requiere una "transformación audaz" de todo nuestro sistema alimentario. Esta es la conclusión central del Informe EAT–Lancet 2025, la evaluación científica más completa hasta la fecha sobre cómo la alimentación global está impulsando las crisis climáticas y sanitarias, y cómo podemos revertir el rumbo.

El informe, presentado por los investigadores Juan Rivera Dommarco, Mario Herrero y Fabrice DeClerk, establece un marco basado en evidencia para garantizar dietas saludables y sostenibles dentro de los límites planetarios.

La dieta de salud planetaria evitaría 15 millones de muertes

El primer paso de la Comisión EAT–Lancet fue determinar la dieta óptima para la salud humana, sin considerar aún el impacto ambiental. Esta investigación condujo a la Dieta de Salud Planetaria (Planetary Health Diet, PHD), un marco alimentario que de acuerdo con los especialistas, es flexible y compatible con casi todas las dietas tradicionales, incluyendo la mesoamericana.

Rivera Dommarco, comisionado EAT–Lancet e investigador del INSP, explicó el impacto potencial: "Si todos los humanos consumiéramos esa dieta, podríamos evitar 15 millones de muertes anuales, que es el 27% de las muertes anuales evitables".

La adopción global de la PHD se asocia con una reducción del 28% en el riesgo de muerte prematura y una disminución sustancial de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y cáncer.

Detalló que la PHD es predominantemente de origen vegetal, con ingestas moderadas de productos animales, enfocándose en alimentos no procesados o mínimamente procesados. Por ejemplo, mientras que los cereales integrales (como el maíz/tortillas en México) y las frutas y verduras deben consumirse en grandes cantidades, la ingesta de carnes rojas debe reducirse drásticamente.

Sobrecarga ambiental

El sistema alimentario no solo afecta la salud humana, sino que es el principal motor de la degradación de los sistemas naturales de la Tierra y esto también fue abordado en el documento.

DeClerk, director científico de EAT, destacó la severidad de la crisis ambiental en términos de límites planetarios: "Hemos sobrepasado siete de los nueve límites... Hoy en día el sistema alimentario es una fuerza mayor de degradación de todo el ambiente".

El sistema alimentario global es responsable de 30% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero; 70-75% de la utilización de agua fresca; 70-80% de la contaminación por nitrógeno y fósforo (por fertilizantes) y 40% de la superficie terrestre ocupada por agricultura.

"El problema radica en la composición de lo que comemos, cómo lo producimos, y la cantidad que desperdiciamos" factores que, según DeClerk, son la causa principal de la transgresión ambiental.

El desafío de la justicia social

El informe integra además un componente crucial y nuevo en este tipo de informes: la justicia social. Pese a que el mundo produce suficientes calorías, la inequidad es brutal. Casi 3,700 millones de personas no tienen acceso confiable a alimentos saludables. Un dato alarmante es que 4,000 millones de niños no alcanzan una alimentación saludable, mientras que la mitad de la población global tiene dificultades por malnutrición o enfermedades ligadas al sobrepeso.

"La alimentación que debe ser el primer paso a nuestra propia salud, ahora es la primera causa de malnutrición y de enfermedades," señaló DeClerk en conferencia de prensa, enfatizando que la injusticia es el centro del problema.

La comisión subraya que la conversión exitosa a la PHD exige una acción global sistémica y coordinada, con una inversión anual estimada entre 200 y 500 mil millones de dólares a nivel mundial, cifra que se justifica ampliamente con los retornos de más de 5,000 millones de dólares que se obtendrían anualmente en ahorros de costos sanitarios y prevención del daño ambiental.

La realidad de la transición

Más adelante, durante la presentación del informe en las instalaciones de la Academia Nacional de Medicina, los secretarios federales de Salud y Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) de México coincidieron en que el reto ya no es discutir si se debe transformar, sino cómo hacer la transición de manera justa y efectiva, aterrizando las recomendaciones globales a la realidad nacional.

El titular de la Sader, Julio Berdegué Sacristán, reconoció que si bien los modelos de EAT–Lancet predicen una caída del empleo en la producción pecuaria y un fuerte aumento en la producción de hortalizas y frutas, esto crea un dilema de justicia social en México: "En México, la producción animal se concentra en el sur–sureste, que es pobre, y la producción de hortalizas y frutas en el centro y occidente, que son ricos. Entonces,¿Cómo le hacemos para dar alternativas a los campesinos y ganaderos pobres?"

El secretario llamó a aterrizar los análisis globales para ver qué significan en la escala de cada país y cómo se acompaña a los pequeños productores para que la transición sea justa. También destacó que la transformación debe considerar el reordenamiento económico global actual, que es un factor que cambia las reglas del juego.

Por su parte, el titular de Salud, David Kershenobich, subrayó que el problema de la inseguridad alimentaria sigue siendo un factor clave para la implementación de la PHD en México, con un 8.4% de inseguridad alimentaria urbana importante y un 10.3% en zonas rurales.

No obstante, el secretario Kershenobich resaltó los avances en políticas públicas como el etiquetado frontal, dijo que "desde su implementación, 38% de las personas han modificado sus compras", y agregó que el etiquetado ha impulsado a la industria a reformular productos disminuyendo calorías, grasas saturadas y sodio. Por otro lado, sobre el impuesto a refrescos (IEPS), dijo que esperan que el incremento del impuesto especial se traduzca en una disminución del 7% en el consumo, vital ante la carga de enfermedades crónicas.

El gran reto que comparten ambas secretarías es el desperdicio de alimentos. El titular de Salud señaló que en México se pierden o desperdician aproximadamente 20 millones de toneladas, más del 35% del total producido. Para ello la red de bancos de alimentos juega un papel crucial en rescatar estos excedentes, que van desde restaurantes hasta hoteles, dijo.

Ambos secretarios coincidieron en que el mensaje más urgente a transmitir a la población es: ‘hay que incrementar el consumo de frutas y de verduras como parte de un sistema alimentario más saludable y sostenible’.

El informe EAT–Lancet propone ocho soluciones que buscan, simultáneamente, promover la salud, la sostenibilidad ambiental y la equidad social:

  1. Promover dietas daludables
  2. Proteger dietas tradicionales
  3. Impulsar prácticas agrícolas sostenibles
  4. Proteger hábitats naturales
  5. Reducir pérdida y desperdicio de alimentos
  6. Garantizar remuneración y condiciones justas
  7. Empoderar a comunidades marginadas
  8. Implementar redes de protección social
Nelly Toche

Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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