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¿Por qué las pymes evaden el futuro?

La estrategia es una herramienta para construir el futuro de un negocio, es el vehículo para generar ventajas competitivas que lo ubiquen como un jugador relevante en los mercados donde opera.

No hay que dar la espalda al futuro. Por inconcebible que parezca, la globalización no ha podido lograr que empresas de corte tradicional despierten y trabajen procesos formales de planeación para construir su futuro. Esto incluye un abanico de negocios de pequeños a grandes, familiares o institucionales.

La turbulencia y la incertidumbre de mercados y economías que antes eran difíciles de pronosticar, hoy, paradójicamente, se han convertido en constantes predecibles en la cotidianeidad de los negocios y azotan a quien hace caso omiso de sus efectos.

Empresarios o dueños de negocios tienen sus reservas ante la frase “planeación estratégica”. Unos porque han tenido amargas experiencias con ella y otros porque piensan que es pérdida de tiempo. En cualquiera de los casos, están dando la espalda al futuro.

Empresarios o dueños de negocio rehuyen hablar del futuro porque el tema les es desconocido, subjetivo, complejo y difícil de manejar. Prefieren trabajar lo familiar, concreto, el presente, la operación cotidiana de su negocio, el día con día.

Por lo regular se piensa, erróneamente, que trabajar con futuro significa adivinar lo que va a suceder y nadie puede predecir el futuro. “El que predice el futuro miente; aún si dice la verdad”.

Diseño de estrategias

La estrategia es una herramienta para construir el futuro de un negocio, es el vehículo para generar ventajas competitivas que lo ubiquen como un jugador relevante en los mercados donde opera.

Sin embargo, aún sin tener presencia en otros países, su empresa es global. Hay quien piensa que es necesario posicionarla en otros países, así como a su personal, productos o servicios, para ser parte de la globalización.

Lo que no saben es que los productos y servicios de otras empresas globales que se ofertan en su localidad los convierten en empresas globales porque se ven precisadas a competir con las extranjeras en los términos y condiciones que ellas fijan.

Les guste o no, son globales al competir con otras semejantes que llegan a la ciudad y país.

En procesos de planeación, “la estrategia la define el entorno, no la empresa”. Es el mercado y el comportamiento de sus componentes –clientes, productos y servicios, competidores y proveedores- quien define lo que la empresa “necesita” para generar valor, incrementar su competitividad y posicionarse ventajosamente en la enorme geografía mundial de los negocios.

No se necesita tener un departamento de planeación ni contratar sofisticados especialistas para hacer una estrategia.

El consultor interno ayuda a convertir lo complejo en sencillo. Hoy día hay tentadoras ofertas de firmas expertas en estrategia. Acuda a ellas si no cuenta con recursos internos.

*El autor es consultor de negocios del Centro de Desarrollo de Negocios en la UIA

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