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El corazón dejó de latir a las 10 pm...
Al finalizar el partido, en un clima de dolor y frustración, no se distinguía el amor o coraje con Ismael Sosa, el futbolista autor de los dos tantos de los Universitarios y el único que falló desde el punto penal.
El corazón de Pumas dejó de latir al borde de las 10 de la noche, el único momento en el que en el Estadio Olímpico Universitario dejaron de retumbar los cánticos de la afición que se entregó al sueño llamado Copa Libertadores.
Los Universitarios ganaron 2-1 a Independiente del Valle, global 3-3, y con la paridad en los tantos de visitantes en ambas escuadras, la eliminatoria se definió en penales. En el ambiente más pasional del futbol mexicano, los Pumas cayeron en penales 5-4, ante un valiente y épico equipo ecuatoriano.
Al finalizar el partido, en un clima de dolor y frustración, no se distinguía el amor o coraje con Ismael Sosa, el futbolista autor de los dos tantos de los Universitarios y el único que falló desde el punto penal.
Fue una noche pasional, antes de los 20 minutos, Pumas ya doblegaba a Independiente del Valle con dos goles de Ismael, el referente ofensivo del club en el torneo, que igualó el liderato individual con ocho tantos. No obstante, la pasión de la grada, encendida por la importancia de la cita, no permeó en la cancha, por lo que el sistema de Guillermo Vázquez terminó por imponerse al sentimiento de mancillar al rival, de terminar la eliminatoria con un marcador contundente. Ni fue así.
El coraje de Independiente soportó los disparos de Sosa; también la inferioridad numérica por más de 30 minutos, tras la expulsión de uno de sus futbolistas, pero ni eso fue impedimento para alargar su hazaña y acabó con las ilusiones de los Pumas, con el gol de Junior Sornoza, tiro libre, que mandó a los penales.
Ya en la serie definitiva, Sosa falló su disparo, le quitó el pase a semifinales de Libertadores a los Pumas, tras habérselo entregado en los primeros 20 minutos del juego.