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Benítez: 90 minutos e ilusiones

Con un Christian Benítez inspirado que anotó un tanto y colaboro en otro, las Águilas del América vencieron 2-1 a Gallos Blancos.

Christian Benítez respondió de inmediato vestido de amarillo y provocó que los recuerdos invadieran el Azteca. Con un par de goles, el refuerzo del América encaminó a las Águilas a su primera victoria 2-1 sobre Querétaro, aceptando la responsabilidad del gol y levantando la mano para convertirse en el ídolo ausente de la afición azulcrema desde Salvador Cabañas.

Cerca de la media hora de partido, en la que Águilas careció de precisión en sus avances, el hombre por el que pagaron casi 9 millones de dólares demostró porqué fue llevado a la institución de Coapa.

Christian tomó una pelota en tres cuartos de cancha, la condujo por algunos metros y se animó a pegarle con fuerza, contando con el desvío de Efraín Cortés, zaguero que dejó fuera de la acción a su arquero y que ayudó a que el moreno jugador se estrenara.

Apenas chocó la pelota con la red, Benítez trotó hacia un banderín, justo en la esquina de la cancha donde seguramente se le verá bailando, festejando sus anotaciones y en donde fue alcanzado por sus compañeros.

Pero el flamante refuerzo de El Maestro Reinoso no dejaría a su afición con un sabor agridulce, con un tanto fortuito. A instantes del descanso, se mandó un golazo, enterrando cualquier cuestionamiento de que la casaca amarilla pueda pesarle.

Luego de un servicio largo enviado por Jesús Molina, el 11 de Águilas superó por velocidad y fuerza a Efraín Cortés –el mismo del primer gol-, quien terminó viendo cómo el héroe americanista le hacía un sombrerito, enfiló al área, donde sin dudar pateó con fuerza la pelota, superando al arquero, asegurando el triunfo.

Tras su doblete, Benítez se dirigió al mismo banderín para festejar, mientras la afición gritaba el gol del que pudiera ser su nuevo ídolo, al mismo tiempo que trataba de recordar al último ícono de raza negra del equipo.

Sí. Ayer, Christian Benítez demostró que le sobran condiciones y goles, abandonando la cancha cerca del final entre aplausos, ilusionado por alcanzar un lugar en la memoria de sus nuevos seguidores, tal y como lo hicieron los atacantes africanos Kalu

sha y Biyik hace 14 años, pese a que sobre la hora Franco Niell acercó a los visitantes, empujando un rechace de Navarrete.

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