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Capital Humano

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"Atrás de cada trabajadora hay una historia de cuidados": Fátima Masse

El desequilibrio en los cuidados no remunerados no se resolverá con una sola política pública, desde el sector privado también se requieren acciones para impulsar el cambio cultural que se necesita.

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Fátima Masse, cofundadora de Noubi Advisors, destaca la importancia del rebalance del trabajo de cuidados no remunerado a través de una agenda de política pública y privada.FOTO: CORTESÍA

Gerardo Hernández

“Atrás de cada trabajadora hay una historia de cuidados”, afirmó Fátima Masse, cofundadora de Noubi Advisors. Si las empresas quieren sumar a más mujeres a la fuerza laboral, esta es una realidad que deben considerar al momento de diseñar acciones. Los cuidados no remunerados tienen rostro femenino, de acuerdo con las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, las mujeres dedican en promedio 21.5 horas a la semana más que los hombres al trabajo no remunerado. 

Las condiciones laborales funcionan como facilitadores o limitantes para aprovechar ese talento (…) el trabajo de cuidados no tiene palabra, hay muchas cuestiones inesperadas, hoy en día, las mujeres que están en el mercado laboral, en gran medida es porque tienen una red de cuidados, ya sea familiar o porque se paga, y claro que viene una presión mental muy fuerte que desgasta a quienes quieren hacer todo”, expuso la especialista en el podcast Coffee Break de El Economista.

Este 29 de octubre se conmemora el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo, una fecha establecida en 2023 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para generar consciencia sobre la importancia de los cuidados. En ese contexto, también es relevante reflexionar sobre los retos en el equilibrio de las tareas no remuneradas.

El trabajo de cuidados no remunerados que absorben desproporcionadamente las mujeres influye en sus posibilidades de ingresar, permanecer y crecer en el mercado laboral, y también en sus ingresos.

“Si lo que queremos es movernos hacia un rebalance de cuidados, hay que apostarle a la flexibilidad y esas políticas no deben ser diferenciadas y solamente para las mujeres, porque en el momento en que lo haces, creas el mommy track, tal vez si les permites permanecer en la organización, pero en posiciones menos visibles o con menores aspiraciones y eso no es lo que quieres”, apuntó.

Los estereotipos de género a nivel individual se replican en las organizaciones, dijo la especialista en inclusión económica de mujeres. “Un hombre que dice ‘quiero irme más temprano porque me encanta bañar a mi recién nacido’, el jefe se pregunta ‘será verdad o se irá por las chelas’, y eso desalienta un comportamiento de esa naturaleza”.

Las empresas líderes en inclusión de mujeres identifican barreras, se cuestionan por qué hay menos presencia femenina en cada nivel de puesto. “Muchas veces el cambio implica una gran inversión y otras veces no, sólo implica ciertos ajustes, y en la medida que esos ajustes puedan ser generalizados, se evitan resentimientos, se genera un mejor ambiente y se logra avanzar en la redistribución de cuidados”.

SNC: Necesario, pero no la única solución

Una de las discusiones pendientes en México es el Sistema Nacional de Cuidados (SNC). De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la inversión en políticas de cuidados permitiría alcanzar una tasa de ocupación femenina de 58% en México para el 2035.

Si bien el SNC es necesario, Fátima Masse puntualizó que “el día que se apruebe, no se tendrán los resultados por arte de magia, necesitamos que ese Sistema esté fondeado, bien analizado, identificando dónde están las mayores carencias de cuidados. Muchas veces cuando hablamos de cuidados, pensamos en centros de atención infantil, y la realidad es que no es lo único que se requiere”.

Para la especialista, un Sistema Nacional de Cuidados es sólo una de las muchas acciones que se necesitan para rebalancear las tareas no remuneradas. “También tenemos que pensar en cómo diseñamos ciudades que sean más accesibles para los cuidados, en la toma de decisiones con perspectiva de género, construir culturas laborales que sean compatibles con los cuidados”.

En ese tenor, subrayó: “lo que se necesita es un cambio en la mentalidad, y aunque mucho se dará a través del Sistema Nacional de Cuidados, no transformará todo”.

El equilibrio en las tareas de cuidado es un asunto económico. No sólo se benefician las carreras de las mujeres, la economía puede mejorar.

“Apostar por rebalancear estos cuidados y que las mujeres puedan entrar y crecer en el mercado laboral no nada más tiene beneficios individuales, a nivel agregado, si las mujeres en México tuvieran una participación económica similar a la de los países de la OCDE equivalía a que el país creciera tres veces más rápido, y eso te habla de lo importante que es que más mujeres pueden entrar a trabajar y generar sus recursos”.

Gerardo Hernández

Periodista especializado en políticas laborales, indicadores de empleo, futuro del trabajo, desarrollo de carrera, recursos humanos y salud laboral. Actualmente es editor de Capital Humano y coconductor del podcast Coffee Break.

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