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Límites en el trabajo: Decir "no" también está bien
Rechazar tareas adicionales y más cargas de trabajo no siempre es un acto de falta de compromiso, hay ocasiones en las que se trata de una respuesta necesaria para la salud y la productividad.

Rechazar tareas adicionales y más cargas de trabajo no siempre es un acto de falta de compromiso, hay ocasiones en las que se trata de una respuesta necesaria para la salud y la productividad.
No poner límites en el trabajo puede traer como consecuencias un clima organizacional inadecuado, una comunicación deficiente y hasta provocar afectaciones mentales que deriven en una baja de la productividad.
Erika Chafino, directora general de Código 111, indica que el resultado de no poner límites también se traduce en la fuga de colaboradores talentosos ya que luego de una relación mal estructurada terminan por irse de la empresa generando pérdida de tiempo y experiencia del empleado.
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“Establecer límites laborales no es un acto de rebeldía, es un acto de salud. El primer paso es la claridad del rol, tener bien definido qué sí y qué no le corresponde al trabajador y evitar que el ‘todo es urgente’ se vuelva parte del día a día”, asegura.
Por otro lado, Nefris Ventura, CEO de la firma Más Humanos, apunta que un trabajador puede conocer cuando se le están dejando tareas extra, si se le pide realizar una labor que comúnmente no lleva a cabo, algo muy frecuente para los trabajadores con mejores resultados.
“Siempre tendríamos que hablar de los indicadores que actualmente son nuestra responsabilidad. Una manera de hacerlo es preguntando: esto cómo aporta a mis objetivos, cómo va a beneficiar mi desarrollo profesional, para enmarcar que tienes claridad de que esto es una carga adicional. Eso es una manera muy clara de no permitir cargas laborales”, explica.
Las especialistas coinciden en que el diálogo entre el colaborador y su líder es una clave fundamental para hablar sobre las cargas de trabajo excesivas y sus consecuencias.
“Es recomendable llevarlo a la mesa con su superior para entender hacia dónde va la estrategia, cuánto tiempo va a ser, es pasajero, con qué otros recursos vas a contar, saber negociar y hacer las preguntas correctas sobre los trabajos extra o carga laboral”, apunta Nefris Ventura.
En ese tenor Erika Chafino comenta que el conversar con los patrones o superiores no se debe realizar desde la queja, “sino desde una propuesta: ‘Estoy viendo que el volumen ha subido, qué prioridades tomamos para que la calidad no se afecte’ y así se tengan más claras las cosas”.
De acuerdo con PWC, las personas deben ser capaces de reconocer la necesidad de uno o varios límites mentales, emocionales o físicos en una situación concreta, lo que requiere la conciencia de cada persona y entender la dinámica de los demás en el entorno que los rodea.
“Las personas deben comunicar sus reglas de forma clara y coherente a los demás, una habilidad conocida en psicología como comunicación asertiva. Los estilos de comunicación abiertos son esenciales para establecer límites saludables”, sugiere.
A su vez Erika Chafino apunta que un empleado tiene todo el derecho de decir “no puedo” con cierta tarea o carga extra que se le solicite. “Cuando lo que está en riesgo ya no es la productividad, sino su salud física o mental decir ‘no puedo’ no es sinónimo de incapacidad, sino de responsabilidad personal”.
“Ese momento llega cuando te das cuenta que decir ‘sí’ a todo significa decirle ‘no’ a tu descanso, familia o incluso a la persona misma. Y es más valiente poner un alto a tiempo, que tener que hacerlo cuando ya hay consecuencias más serias como ansiedad, burnout o ausencias prolongadas”, afirma.
En tanto, Nefris Ventura indica que el lenguaje que las organizaciones utilizan es a través de números, tiempos, porcentajes, horas, “tenemos que clarificar que no estamos disponibles para poder hacer lo extra, es decir, no puedo o podría siempre y cuando tenga otra persona, un sistema, nuevo recurso, algún tipo de compensación”.
Según una encuesta de OCC el 60% de los empleados en México considera fundamental establecer límites en el trabajo para preservar su bienestar, lo anterior porque les permite hacer frente a malas prácticas presentes en algunas empresas al delimitar tareas y responsabilidades.
Indica que 16% ha comenzado a establecer límites en situaciones que lo requieren, como trabajar fuera del horario laboral o realizar tareas que no corresponden a su puesto; y cerca de una cuarta parte de los trabajadores que si bien reconocen una afectación en su salud, continúan sin poner límites en el trabajo.
Mujeres con más retos
Erika Chafino, expone que las mujeres presentan una mayor dificultad para poder establecer límites laborales por motivos como la brecha de género y los techos de cristal que prevalecen en diferentes organizaciones.
“Queremos ser más resilientes y resistentes alrededor de los límites que tenemos que poner y somos superpermisivas. Al final tenemos esta problemática alrededor de pertenecer, estar y obtener el puesto o igualar el salario y por eso les cuesta poner límites y hay gente que son líderes o dueños de organizaciones que abusan de este tema y no es correcto”, destaca.
Añade que más allá de permear es fundamental generar una conciencia muy clara de que el puesto que desempeña una mujer en una empresa tiene funciones establecidas como cualquier otra posición, "esas funciones se tienen que considerar y estás son por las que se paga”.



