¿Se puede tomar vino diario? Lo que dice la ciencia (y lo que opina tu cuerpo)

Cada 25 de mayo se celebra el Día Internacional del Vino, una fecha ideal para reflexionar no solo sobre sus sabores y maridajes, sino sobre su impacto en el cuerpo. Durante décadas, el vino ha sido promocionado como un elixir cardioprotector, especialmente por su contenido en resveratrol, un antioxidante que ha protagonizado titulares y esperanzas de longevidad. Sin embargo, los estudios más recientes matizan esa narrativa: sí, el vino puede aportar beneficios... pero solo en cantidades muy moderadas y en personas adultas sanas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un consumo seguro sería una copa al día para mujeres y hasta dos para hombres, pero varios países han reducido esa recomendación en los últimos años. En 2024, Canadá sugirió incluso limitar el consumo a solo dos copas a la semana para evitar riesgos asociados a cáncer, hipertensión y daño hepático.

¿Qué sucede en el cuerpo con una copa de vino diaria? (150ml)

• Estimular la circulación gracias a los polifenoles.

• Ayudar a relajarte por el efecto vasodilatador leve del alcohol.

• Mejorar la percepción del sabor de los alimentos al acompañar las comidas.

Pero si el consumo se vuelve frecuente o excesivo, incluso en pequeñas cantidades, puede:

• Aumentar la acidez gástrica y el riesgo de reflujo o gastritis.

• Interferir con el metabolismo hepático, especialmente si se combina con medicamentos.

• Generar tolerancia psicológica, donde la copa ya no relaja, sino se vuelve hábito.

La clave está en el cómo y con qué

Más que si puedes o no tomar vino diario, la pregunta debe ser: ¿lo haces con conciencia, con comida, en un entorno saludable? Tomar una copa de vino al día, preferiblemente acompañada de alimentos, sin exceder las dosis recomendadas y alternando días sin alcohol, puede formar parte de un estilo de vida balanceado. Pero no es obligatorio para estar sano… y mucho menos milagroso.